13

11.1K 892 32
                                    

—¿Haces galletas? —Jenny me sorprende por detrás.

—Sí ¿Me ayudas? —pregunto dudosa, hacemos, más bien yo hago lo posible al menos para reparar todo el daño echo y la mejor forma es compartiendo cosas juntas, así nos conoceremos.

—Me encantaría —arremanga los puños de su chaqueta, se lava las manos y se acerca hasta quedar a mi lado.

—¿De verdad no te molesta si nos mudamos cerca de aqui? Peter quiere estar cerca y recuperar estos meses perdidos con Nicolás y yo quiero apoyarlo lo mejor posible.

—Será incómodo en un principio, pero lo iremos superando, después de todo estaremos juntos por mucho tiempo.

—También lo creo... Jade, el papa de Peter... El....

—¿Qué tiene el? —dejo lo que hago y enfoco toda mi atención a ella.

—¿Sabias que ya no está en prisión?

—Sí, lo sé.

—Yo no lo conozco, pero Peter me ha contado mucho sobre el, yo me preguntaba... —juega con sus manos nerviosa.

—¿Qué?

—Tengo un mal presentimiento.

—¿De qué tipo? —su seguridad para hablar me está asustando, ese hombre es capaz de cualquier cosa, es una persona muy agresiva y tiene una extraña obsesión con mantener "la familia unida", el problema es que lo hace a cualquier costo.

—No se... como si algo malo va a pasar.

—No digas esas cosas, no pienses en eso —me estaba enojando, pero no era con ella, solo es miedo de que algo le suceda a Nicolás, si él se entera puede que venga por él, es su nieto y para él la sangre lo es todo.

—Chicas ¿Qué sucede? —Peter entra a la cocina con Klein a su lado.

—Nada, solo tonteras de chicas —digo para quitarle importancia— ¿Podrías ponerlas al horno? —me dirijo a Jenny.

—Sí, claro.

Limpio mis manos y voy al cuarto de Nicolás.

—Hola pequeño ¿Cómo dormiste? —al llegar sus ojitos ya estaban abiertos, lo tomo en brazos y acomodo su ropa.

—¿Jade?

—No estábamos peleando —giro y veo a Klein parado en el marco de la puerta.

—¿Entonces?

—No es nada —camino hasta un pequeño mudador de ropa.

—Como si te fuera a creer —se acerca a nosotros.

—Hablábamos sobre el papa de Peter —desvisto a Nicolás para cambiar su pañal.

—Oh.

—¿Qué?

—Con Peter también hablábamos de él —me entrega el talco para bebe.

—¿Enserio? ¿Por qué?

—Ya no está en prisión, teme que venga por el después de saber que existe.

Termino de vestirlo y lo levanto para aferrarlo a mi pecho.

—También temo eso.

—Nicolás nunca está solo, no hay de que preocuparse.

—Eso espero amor.

Se acerca y me abraza por detrás, besa mi cuello y apoya su cabeza en mi hombro.

***

Seamos Un Cliché /2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora