"Smith Ackerman"

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Todo sucedió cinco años atrás, un veinticinco de abril diez minutos antes de su salida, cuando se conocieron en aquel café, junto a una de tantas mesas ubicadas a un costado de la ventana cuando se vieron a los ojos, tal ves no fue mas que un fugaz segundo, un simple momento que logro detener el tiempo, platas como la luna; así es como le gusta recordar aquel día en que, quizá; su vida cambio para siempre.

Erwin Smith siempre se consideró una persona que gustaba de riesgos, no era fácil de asustar ante algún nuevo riesgo que cruce su caminó, el devoraba los riesgos como desayuno cada mañana. Por eso sin pensárselo mas de dos veces decidió acercarse a él.

¿Quien podría decir? Que un simple "hola" moviera por completo tu mundo dejándote tan aturdido que perderías la noción del tiempo y espacio conocido como tal. Pero de algo estaba completamente seguro, de que esos ojos, esa actitud junto a esa arrebatadora sonrisa, la quisiera para admirar cada mañana, junto a una muy buena taza de café.

Capuchino moka con dos cubos de crema, sin azúcar, para seres exactos.

Después de aquello, solo fueron interminables momentos de platicas, a todo momento que uno podría imaginar y ni que decir hasta en todo lugar. Paseos a cualquier lugar ya sea con algún motivo, o solo al parque infantil que estaba del otro lado de la esquina, ese con la fuente pintada con algunos pescaditos que Levi solía decir que parecían castores con traumatismo cerebral severo. Las denominadas tres comidas del día, junto a varias citas.

Hasta que llego la verdadera "prueba de fuego" algo que muchos de sus pretendientes pasados no lograron superar con satisfacción o algo parecido, que le gustaba compartir solo con las personas que creía merecedoras con su sola presencia, así es, nada mas ni nada menos que: su cumple años.

Pensó en una y mil cosas que podrían suceder, tanto buenas como malas, malísimas, devastadoras y tal ves un meteorito, conocía a sus amigos a la perfección, junto a la actitud un poco agresiva de Levi, figuraba lo peor, imaginaba el fin de los tiempos, o Hangie tirando por "accidente" el pastel sobre su pecera como el año pasado (ella pensaba que los peces podían comer azúcar).

Pero cada pensamiento se fue al caño al ver como convivía con sus amigos y familiares casi de manera perfecta, encajando como uno más de tantos años entre sus conocidos.

Esto era mas que perfecto. No... ¡El era perfecto! Sin dudar alguno, Erwin estaba completamente satisfecho con Levi, y Levi con Erwin, eran el uno para el otro.

Ya no podían seguir con el impedimento de estar separados cuando se necesitaban más que a nada, estaba seguro que Levi se sentía del mismo modo.

Fue por eso que a finales de noviembre tomaron la importante decisión del matrimonio, casarse vivir en una bella casa, adoptar a un hermoso bebé y tener un perro o un gato.

Fue así como Armin llegó a sus vidas.

Un hermoso niño de cabellos tan rubios y brillantes como el mismo sol, unas mejillas redondas y apretujables, con unos preciosos y redondos ojos azules, siendo adornada por una preciosa sonrisa, la luz de sus vidas.

Su vida no podía ser aun mas perfecta aun que se lo propusieran.

Aun que todo cambió un día de otoño.

Como era constante e inevitable la visita al pediatra; Armin rápidamente se izo amigo de los dos hijos de su mismo doctor, Eren y Mikasa Jeager, un pequeño niño de ojos color verde junto a un alborotado cabello castaño y batería infinita, junto a su pequeña hermana de cabello y ojos negros completamente diferente a su hermano, relativamente de la misma edad de Armin.

Erwin y Levi se encariñaron tanto con ellos que los amaban como propios.

Se preguntaran ¿Cuando y como sucedió? Verán, todo paso cuando la madre de los dos niños falleció por una enfermedad de la cual nunca se dieron cuenta y su padre desapareció días después por la repentina carga que se volvieron sus propios hijos, dejándolos relativamente huérfanos.

No tenían el corazón como para dejarlos en un orfanatorio, donde probablemente los separen, sufran maltratos ya sea del establecimiento o mediante sus "nuevos" padres. Por eso tuvieron la decisión de acogerlos como propios.

Una decisión, que jamas lamentarían. No es que vallan a extrañar sus momentos de tranquilidad en pareja, tan silenciosos a comparación de días interminables de juegos, junto a pequeños abrazos, besos y risas.

Mismas que escuchaban mientras los llevaban casa por casa pidiendo dulces junto a sus adorables disfraces, Eren un perrito, Armin un conejito y Mikasa un gatito corriendo por todos lados sujetándose de las manos, juraban que podrían explotar de ternura.

-¿En que piensas tanto? -pregunto su esposo vestido como un vampiro -Estas demasiado distraído.

-No me sucede nada cariño... Es solo... -soltó un suspiro, mostrando la sonrisa mas radiante que tenia- jamas me lamentare de a ver escapado diez minutos antes.

-¿eh? ¿De que diablos me estas hablando?

-No espero que lo entiendas mi amor - menciono Erwin con una sonrisa, atrayéndolo hasta su propio cuerpo para sujetarlo por la cintura y darle un beso.

¿Nunca han sentido esa sensación de estar desesperadamente junto a la persona que amas? No de manera carnal ni mucho menos, tampoco deseando la fuera de lo debido, solo tenerlo junto a ti, ya sea abrazados, o simplemente sentir su presencia junto a la tuya, sentir su aroma único, sus caricias en un momento tan intimo, tan mágico, en los que solo ustedes dos existen.

Es allí, mi estimado lector, cuando te das cuenta que venimos a este mundo como un ser incompleto buscando esa pieza, que solo a tus ojos es perfecta, para formar la bella pieza de la vida misma.

Familia Smith AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora