Luke estaba teniendo mala suerte. Eso era lo único que podía decir. Se tropezaba con cualquier cosa, hasta cosas totalmente inexistentes, y todos pensarán que ya debía estar acostumbrado a aquello gracias a sus largas piernas y brazos que tendían a golpearse con todo en su camino. Sin embargo, esta vez era diferente.
Un momento podría estar andando normal, y al otro podría estar en el suelo con todos sus libros en medio del pasillo y un dolor punzante en alguna parte de su cuerpo.
Lo peor de la situación era que Luke estaba en el equipo de basketball -él podría ser torpe pero su altura y brazos largos callaban a cualquiera-. Por lo que caerse en medio del juego no era un pensamiento que él querría.
Entonces acudió a algo totalmente extremo y desesperado. Entró a la antigua tienda de magia de su vecindario, buscando tal vez algún amuleto de la buena suerte. El rubio no creía mucho en estas cosas, pero Dios, necesitaba una ayuda cuanto antes.
Así que Luke aguantó un poco la respiración mirando a todos lados por si veía algún conocido, y al no ver a nadie entró en la pequeña tienda. El lugar era un poco oscuro por el color negro en las paredes y tan helado por los dos aires acondicionados en cada punta. Miró con curiosidad cada artefacto en las repisas, entreteniéndose con una gran bola de cristal que parecía hipnotizarlo con el humo girando en su interior. El suelo de madera hizo un sonido desagradable e instintivamente Luke levantó su vista un tanto horrorizado.
Había un chico detrás del gran mostrador que Luke no había visto cuando entró, el niño tenía una sonrisa traviesa en su rostro y sus ojos mostraban diversión. Luke sabía quien era. Él nunca olvidaría ese cabello multicolor-por ahora, púrpura- y los ojos verdes brillantes.
Obviamente, Michael Clifford debía trabajar en la espeluznante tienda de magia. Luke pensó vagamente que este era el trabajo ideal de aquel extraño chico.
La primera vez que Luke vió a Michael fue en el primer día de escuela. Las chicas del grupo de amigos de Luke parloteaban sobre un chico nuevo, decían que él era lindo pero sumamente raro. Luke había preguntado porqué y todas ellas empezaron a describir como su cabello verde resaltaba demasiado y su ropa no tenía combinación alguna. Además de que tenía una clase de tatuajes no identificados en sus pálidos brazos hechos con marcador azul.
"¿Entonces vienes a comprar algo o sólo a mirarme cómo si no fuera real?"
Luke pestañeó con fuerza al oír la voz de Michael. El niño aún tenía esa sonrisa atrevida en sus labios -labios tan, tan rojos- y sus brazos apoyados en el mostrador. El rubio alto hizo una mueca incómoda, caminando a paso lento hasta llegar al frente de Michael.
Él iba a murmurar algo-ni siquiera sabía qué cosa- hasta que Michael volvió a tomar la palabra. "¿Qué trae al despampanante Luke Hemmings a esta humilde tienda de chucherías?"
"Uhm, verás, no he estado teniendo la mejor suerte estos días y pensé que, uhm, ¿aquí habría algo que me ayudaría? Tendré un juego importante en unos días y estoy tropezando demasiado. No quiero que caerme, ya sabes, arruinar el juego porque me tropecé." Gaguea, quizás no había sido una buena idea venir aquí. Michael suelta una pequeña risita -así es, una jodida risita-.
"¿Por qué pensaste que tendríamos algo que te ayudaría?" Michael se puso derecho, interrogando con una ceja alzada. Lo peor era que la sonrisa nunca dejaba sus labios.
"Ya sabes, un amuleto o algo. Es una tienda de magia, ¿no? Debería haber algo." Frunce el ceño con una expresión de angustia en su rostro. Michael lo miraba como si fuese un tonto y Luke no era un tonto.
"Está bien, está bien. Veré si hay algo por aquí atrás." Michael levantó sus manos con inocencia y miró a Luke de arriba a abajo, volviendo a sonreír con diversión. "Creo que tengo algo que te servirá. Aguarda aquí."
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and it's called white magic [muke os]
FanfictionLuke busca un amuleto de la buena suerte en una antigua tienda de magia, y el chico detrás del mostrador no es nada más y nada menos que el niño más raro de su escuela; Michael Clifford. portada: tylerheathens