Día 32

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He intentado escribir todos los días pero cuando pienso en tí no puedo pararme a escribir. Me encantaría que supieras que te pienso, que te escribo, que te imagino, que te recuerdo. Recuerdo una tarde en el centro de la ciudad, perdidos. Por el cansancio, nos tumbamos en el césped. Tu cabeza yacía sobre mis muslos, tus ojos cerrados no podían ver la sonrisa que se me dibujaba cuando te miraba. Recuerdo que estaba inclinada para besarte cuando abriste los ojos y sonreiste. Dulce beso aquel. Desde entonces mi lado romántico ha florecido cuando lo creía ya muerto.

Pensamientos de una escritora novataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora