Día 1: Entrevista

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Estaba yo paseando tranquilamente por la calle cuando de pronto, tropecé con alguien.
Se trataba de un muchacho pelirrojo, con los ojos dorados y algo mas alto que yo. Me pareció bastante atractivo sobre todo por unas gafas algo extravagantes que conferían cierta diversión a su atuendo.
A pesar de que se habían caído todos mis currículos solo tenía ojos para él.
- Lo siento muchísimo, toma. - dijo él devolviéndome los papeles.
- Muchísimas gracias. - le agradecí yo, ruborizada.
- No me las des, ha sido culpa mía por no mirar por dónde iba. Lo siento. - se disculpó con una radiante sonrisa.
- No... No pasa nada... - respondí congelada ante su hermosa sonrisa.
- Bueno debería irme ya... Adiós. - se despidió, para mi desgracia. Me habría encantado conocerlo.
- Adiós. - dije yo algo desanimada.
Tras esto, miré el reloj y eché a correr, pues, si no lo hacía, llegaría tarde a mi primera entrevista de trabajo.
Entré en el edificio. Un rascacielos enorme y algo sobrio que me puso bastante nerviosa.
Una vez en recepción pregunté por el despacho de la asistente, donde se haría la entrevista de trabajo. Una vez allí, me indicaron que me sentara en una de las sillas que se habían dispuesto en la puerta. Solo había dos sillas ocupadas: la mía y otra; ocupada por un muchacho rubio teñido con unos preciosos ojos lilas. El muchacho parecía algo nervioso así que me acerqué para animarlo, pues, a pesar de mi timidez, me inspiraba confianza.
- Hola, soy Lucy. - me presenté yo con mi mejor sonrisa.
- Hola, soy Yoosung, encantado de conocerte. - me dijo con una sonrisa nerviosa.
- ¿Es tu primera entrevista de trabajo?
- Si, ¿se nota mucho? - me preguntó preocupado.
- Algo pero no te preocupes porque también es mi primera entrevista.
- ¿En serio? ¡No lo parece! - exclamó sorprendido.
- ¿De verdad? ¡Pues estaba bastante nerviosa hasta hace algunos minutos!- dije, riendo.
- ¡Pues pareces de lo mas tranquila!
- A lo mejor porque me inspiras confianza por alguna razón...
- Vaya...¿En serio? - preguntó sonrojado. La verdad es que era bastante mono, no lo podía negar, pero no era del todo mi tipo.
- Sí, en serio.
En ese momento la puerta se abrió y una mujer de unos 26 años salió y mirando una lista que tenía en la mano dijo.
- ¿Lucila Ryu?
- ¡Sí! - respondí yo, me despedí de Yoosung con la mano y me dirigí hacia la mujer. Era bastante guapa pero tenia el pelo demasiado corto para mi gusto, estaba segura de que estaría mejor con el pelo algo más largo. Sus ojos marrones eran del mismo color de su pelo y las gafas la hacían parecer mayor. La seguí hasta la sala.
Una vez dentro, me hizo sentarme en han silla frente a un despacho grande en el cual se hallaba sentado un hombre serio, de pelo negro y con los ojos marrones. Era guapo pero parecía muy recto.
- Bien... Lucila Ryu... ¿Has trabajado en algún sitio antes? - me preguntó él sin presentarse ni nada, algo que me pareció bastante extraño.
- Eh... No, señor, acabo de terminar la carrera y me gustaría empezar a trabajar... - Jahee en silencio, tomaba notas de todo lo que se hablaba en la sala.
- Bien... - comenzó a leer mi currículum. - Ha estudiado inglés... Bastante útil... ¿Qué piensas de la puntualidad?
- Creo que es algo muy importante en la búsqueda de un trabajo o incluso en la vida cotidiana, suelo respetar los horarios.
- Es bueno saberlo... Bien... Ya le llamaremos cuando tomemos una decisión. - dijo con seriedad.
- Muchísimas gracias por todo, adiós. - me despedí sin recibir respuesta y salí de la sala.
Una vez fuera, Yoosung se acercó a mi y me dijo:
- ¿Qué tal la entrevista?
- Bien aunque ha sido algo tensa pero creo que bien. - respondí con una sonrisa nerviosa.
- Seguro que te cogen. Me encantaría que nos contrataran a los dos, sería genial. Me encantaría conocerte. Toma. - dijo, entregándome un trozo de papel con un número de teléfono.
- Gracias por todo - le agradecí, guardándome el papel en el bolso. - Hasta pronto.
Me fui de allí y me dirigí a casa. Me acababa de mudar a esa gran ciudad y no acababa de acostumbrarme aunque esperaba no tardar.
Mi casa era un piso en la periferia de la ciudad, pequeño pero bonito y acogedor.
Justo cuando estaba a punto de sacar las llaves del bolso un muchacho de pelo blanco largo y con unos preciosos ojos rojos, muy guapo, salió de mi edificio.
- Hola - le saludé.
- Hola - respondió. - ¿Eres la nueva vecina?
- Sí - dije yo. - Soy Lucila Ryu, encantada de conocerte.
- Zen, encantado. - se presentó, estrechándome la mano. - Espero verte por aquí más a menudo, lo siento pero tengo prisa. ¡Hasta pronto! - se despidió con una amable sonrisa.
Entré finalmente en casa y tumbada en el sofá pensé: " Cuanta gente guapa hay en la ciudad, espero estar a la altura". Al final me quedé dormida pensando en cómo me las apañaría el resto de mis días en la ciudad.

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