Lo que no puedes ver

Prólogo.

Andra corrió. En ese momento no sabía por qué lo hacía, pero simplemente corrió.

Atravesó callejones oscuros y sucios, perseguida por unas extrañas sombras.

Ella creía que era su imaginación, que solo se estaba volviendo loca, como lo había pensado siempre.

<<Las sombras te persiguen, corre.>> pensaba Andra. No podia creer como no la habían atrapado, como era más rápida que todas ellas.

Se detuvo, sus piernas le ardían, quería descansar apoyada en una de las paredes del sucio callejón, pero las sombras la encontrarían.

Una de ellas paró de perseguirla, se detuvo justo frente a ella. Pero Andra no sabía que estaba haciendo, si la estaba examinando, si la estaba tocando, o si simplemente llamaba a las otras sombras, sólo veía una mancha negra con mucha dificultad, agudizando su vista para poder ver más.

Y lo hizo. Pudo ver a cada una de las sombras. Sentía que su piel se erizaba, y el miedo le invadió el cuerpo. Sentía que estaba pegada al suelo, no podía moverse de donde estaba, aunque su cabeza gritaba que corra de ahí.

Su respiración estaba agitada, podía sentir una gota de sudor caer por su sien, pero no podía moverse para limpiarla.

Las sombras de acercaban a ella. Andra pensó que era imposible lo que estaba pasando, que era un sueño, que debía despertar.

Pero era algo mucho más real que un sueño.

Una de las sombras habló.-No te haremos daño.-<<Por ahora>> pensó Andra.-Estamos aquí para ayudarte, y tu nos ayudarás a nosotros.

Las sombras dieron un paso al frente, poniéndose en fila. Andra giró el cuello para ver lo que sucedía detrás de ella, y entendió que la estaban acorralando.

-Debes venir con nosotros.-dijo la misma sombra de antes, aunque no parecía que se les moviera algo parecido a una boca, sólo era una voz que estaba en el aire.

Y las sombras desaparecieron.

Y Andra también.