aún hay tiempo

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Él estaba corriendo por una calle muy transitada muy lejos de su casa, miró a ambos lados de la calle y reanudó su carrera.

Pasaron los minutos y las calles junto a él.

Miró su reloj y con una mirada de miedo aceleró la velocidad hasta el punto en el que las piernas le dolían, corrió y corrió sin parar por un par de minutos más, tropezó con el bordillo de una calle y ágilmente evitó chocar con un poste.

Corrió hasta que una vez pasaron diez minutos el estaba de pié frente a la estación de tren.

Subió con paso acelerado las escaleras, apenas pudiendo respirar, miró hacia todos lados pero no pudo encontrarla.

Se acercó con una mano en el costado hacia un banco y se subió en él.

Buscó con la mirada esa cabellera roja completamente inigualable y allí la vio.
Junto al 6º andén, al otro lado de la estación.

Y corrió, él jamas había sido un buen corredor, desde niño había sido uno de los últimos en llegar a cualquier lugar, pero en esta ocasión, cualquiera estaría impresionado de la velocidad que él alcanzó entre la multitud.

-¡Riley!-gritó a todo pulmón.

Varias personas lo miraron intrigadas mientras él solo corría.

Ella no se había percatado de su llamada por que llevaba puestas sus orejeras.

-Riley-dijo y se detuvo a muy poca distancia de ella.

El frío reinaba en la estación y en toda la ciudad, y al detenerse por primera vez él encogió los brazos y un escalofrío recorrió su espalda.

Ella levantó la vista, se quitó las orejeras y lo miró con el asombro pintado en su rostro.

Sus rojos labios intentaron decir palabra, pero ella no supo que decir.

Él levantó la mano con una tímida sonrisa y la saludó.

-vine a despedirme-dijo dando un pequeño paso hacia ella.

-creí haberte dicho que no quería volver a verte Peter- dijo ella, aunque sin enojo alguno.

-te envié un par de cartas para pedirte una despedida- dijo cuidando sus palabras- creí que las habrías recibido y cuando me enteré que ibas a irte hoy pues vine a despedirme.

Ella lo miró con ahora una mirada preocupada.

-¿por que habrías de venir a despedirte?

Él dio otro paso hacia ella, la miró y habiendo tomado aire dijo:

-aun de amo Rachel, no soporto la idea de que te vayas pero se que no cambiarás de opinión, por ello decidí al menos ser el último en verte.

Ella quedó sorprendida por aquellas palabras.

-te voy a extrañar mi cielo-finalizó Peter.

Una nube de humo salió despedida de un costado del tren.
Riley dio un salto y abrazó a Peter hundiendo la cabeza en su cuello.

-lo siento- le dijo.

-¿por que lo sientes?- preguntó Peter.

-por que hay alguien mas en mi vida- dejó de abrazarlo- te amo Peter, pero hay alguien mas en mi vida ahora.

Se alejó y se perdió en la multitud, el rastro de un llanto se escuchó a lo lejos.
Las puertas del tren se cerraron y entonces el tren se fue.

Y ahí estaba él, sosteniendo sus brazos por el frío.

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