Capítulo uno.

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Normalmente me despierto a las seis y media A.M. Hoy, por una extraña razón, lo estoy haciendo a las cinco A.M., y es raro. Pues ayer me acosté a las tres A.M... ¿¡HE DORMIDO SÓLO DOS HORAS!? 

Bien. ¿Qué puedo hacer? No quiero acostarme de vuelta. Oh, ya sé. Podría repasar para el examen de hoy.

—Permiso...—dice mi madre entrando a mi cuarto. — ¿Qué haces? ¿Por qué estás despierta? —pregunta asombrada.

—Estaba repasando para el examen de Historia de hoy. —Digo cerrando los libros. —Ayer puse la alarme para amanecer una hora antes de lo habitual. —Mentí.

Mi madre no parece muy convencida, pero luego de mi mentira para no recibir reproches, me dice que tendré que desayunar en el colegio porque se está haciendo tarde. ¿¡DESAYUNAR!? Puaj. Hace un mes no desayuno. Me da asco comer apenas me levanto, pero nadie lo sabe.

Saliendo de la casa, me agarra un fuerte mareo. Me quedo quieta en la puerta de entrada.

— ¿Vas a pasar o me dejas pasar a mí?—pregunta Dianna, retóricamente, por supuesto. Pasa ella sin esperar mi respuesta.

El mareo se fue, pero vino la envidia. Me quedo perpleja mirando las largas y bellas piernas de mi hermana. Usa cortos de jean que estilizan su cuerpo, y eso es lo que causa envidia.

— ¿Sucede algo, hija?—pregunta mi madre.—Ve al auto. Cierro con llave la casa y vamos.

Obedezco, pero la envidia sigue. Hace tres meses uso pantalones largos y poleras, incluso ahora que comienza el calor. Mi cuerpo es feo... Y mis cortes también lo son.

Llegamos al colegio.

—Recuerden desayunar. Les he puesto muchas cosas ricas y saludables en sus bolsitas.—dice mi madre.

¡LA BOLSA! ¡EL DESAYUNO! OH. LO OLVIDÉ COMPLETAMENTE.

Dianna asiente respetuosamente, toma su morral, saluda, y entra para comer junto a sus compañeras.

— ¿Y tú, Clara, no piensas bajar del automóvil?—pregunta mi mamá, dándose la vuelta. Pues me ha tocado viajar atrás. —Tu desayuno, ¿lo traes?

—Sí, claro. —digo con la voz quebrada. —Sobre el desayuno... Lo olvidé en la cocina.

—Ay, chica. —dice regresando a su lugar, ahora mirándome por el espejo retrovisor.—Bueno. Ve a clases y te lo traeré para la próxima hora. ¡Suerte en la evaluación!

Lo primero que hago al pisar la escuela es buscar a mis "amigas." Las encontré.

—Hola, chicas. —digo saludando en general.

—Hey, Clari. ¿Has estudiado, verdad?—pregunta Victoria, mi únicagran y verdadera amiga.

Asiento con la cabeza. Tengo otro mareo. Casi me caigo. Mis compañeras me preguntan si estoy bien y creo decir que sí, pero no sé dónde estoy. Me siento mal. Veo todo borroso. Lo único que recuerdo es haber subido al coche de y con mi madre.

— ¡Clara! ¡Al fin te despiertas!—dice mi mamá gritando cuando abro los ojos.

—Sí. Pero no recuerdo casi nada. ¿Qué pasó?—pregunto sentándome en el sillón. Antes estaba acostada.

Me explica que, según las chicas con las que estaba, yo hablaba entre cortado y mirando para todos lados como desconociendo el lugar donde me encontraba. Luego me mareé y casi me caigo. Dije que no pasaba nada, me sentaron en un banco del patio y, cuando me paré para ir a clase, me caí al piso. Intentaron despertarme pero no pudieron. Hablaron con los directores y llamaron a mi madre para retirarme. El examen lo haré la semana próxima.

— ¿Qué ha pasado, hija? ¿Por qué tienes mareos?—pregunta mi madre con cara de preocupación mientras me sirve un vaso de jugo de naranja natural.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2013 ⏰

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