Mientras afuera de la oficina de Styles, el chico que había llevado a Niall hasta ahí se estaba preparando para las burlas, porque Harry Styles era considerado como un ogro y él sabía que el insoportable rubio la pasaría mal, adentro Niall ya se sentía burlado por el hombre que no dejaba de reír al verlo.
Pero Harry notó en algún momento que el chico está casi temblando y quizás a punto de llorar y eso no era en lo absoluto lo que quería lograr. Se puso de pie entonces y dice —Es que creo que tú ya eres una princesa. Usas una corona —mencionó señalando el objeto sobre la cabeza rubia.
—Ellas usan tiaras y son chicas. —Lo corrigió el pequeño y Harry notó que no lo miró a los ojos, aunque tenía algo de carácter para contestarle así y solo lo hizo reír un poco más.
— ¿Entonces eres un príncipe? —cuestionó el mayor después, pero princesa o príncipe, el chico era una ternura.
Nada como cualquier cosa que Harry haya visto antes.
Él ha visto mucha piel y piernas interminables en minifaldas, pechos con escote abierto sin dejar nada para la imaginación, sin embargo, este chico ni siquiera tiene una de esas cosas, pechos o piernas largas y llamativas, le ha llamado mucho más la atención.
Y es un chico. Harry nunca se había fijado en uno antes, pero no está cerrado a ello.
Está cansado de las mujeres de todos modos. Lo que no significa que será este chico con quien lo probará. Parece un niño aun y Harry no está para meterse en problemas con menores de edad.
—Me engañaron —susurró el pequeño luego del silencio, con un dedo en la boca, mordiéndose las uñas y la espalda pegada a la pared, nervioso y asustado.
—No estoy en busca de una princesa, príncipe. Busco una asistente en realidad...al menos que estés interesado en eso, tú podrías serlo —propuso Harry y en realidad, se sorprendió a sí mismo con lo serio que era. Pero trabajaba en una empresa de modas, un chico así podría ser de utilidad— ¿Eres gay?
Los ojos del muchacho de abrieron en sorpresa y algo de susto y trató de acercase aun más a la puerta y casi formar parte de ella, mientras el mayor se acercaba a él.
— ¿Eso está mal? —preguntó con la mirada en el suelo y mordiéndose el pulgar y en verdad era apenas un niño todavía y Harry se sorprendió por un repentino sentido de protección hacia él.
Ciertamente, lo de ser gay no era la mejor cosa que le podía suceder a un chico y podía imaginarse que sería aun peor a esa edad, pero quería mostrarle al chico otra parte de la realidad.
—Claro que no. Al parecer dejar a niños morir de hambre y abandonar a abuelitos en la calle, está bien. No veo porque amar a alguien de tu mismo sexo estaría mal —dijo en voz baja mientras ya estaba de pie frente al rubio y este empezó a levantar la cabeza lentamente y lo miró por fin a los ojos.
Harry dio un paso atrás porque el niño era en realidad hermoso.
Tan niño, tan puro, tan dulce, tan suave, tan...lindo.
— ¿Tu eres gay? —preguntó el chico en voz baja casi como si pudiera ser golpeado por preguntar algo así.
Harry tuvo la sensación de que quizás algo así le sucedió y de nuevo, sintió un instinto de protección.
Entonces quiso bromear para acabar con la tensión —Yo soy Harry. Harry Styles.
Los ojos del menor se abrieron con sorpresa ahora pero además, había emoción en ellos — ¡Styles! ¿Cómo los dueños de la empresa Styles?
—Sí, exactamente como ellos. Estás en esa empresa ahora, de hecho —respondió el mayor y usualmente no estaba contento con que las personas lo reconocieran de esa forma y se emocionaran por conocerlo solamente por su apellido, pero los ojos cielo del rubio brillaban como lo hizo Charly en la fábrica de chocolates.
Harry sintió una especie de fascinación por hacerlo feliz de forma tan fácil. Y algo de envidia también.
—En serio. ¿Es aquí? Ustedes venden esas camisas que son tan hermosas pero tan caras. Mis padres no han podido comprarme una. Eso que uno es doctor y el otro policía, pero bueno, su ropa realmente lo vale, los diseños son preciosos y la tela es única, y...oh, lo siento
El chico había estado divagando empezando a moverse de donde estaba tieso, mirando algunos diseños que Harry tenía en su oficina y sus ojos en verdad parecían los de un niño en una juguetería y Harry quiso regalarle una de esas camisas. También estaba encantado escuchándolo así que no quería que parara.
— ¿Por qué? Sigue hablando, me gusta tu voz —dijo entonces y vio una especie de maravilla ocurriendo ante sus ojos. El sonrojo en la piel pálida y una sonrisa tímida escondida tras una mordida de labios.
— ¿Ahora no hablarás? —cuestionó y la tristeza en su voz era real.
El rubio solo susurró —Debo irme.
—Oh, sí, pero ¿qué me dices de lo de trabajar para mí? —preguntó Harry antes de que el chico se vaya porque parecía incluso que perdería algo importante si se fuera así sin más y esperó la respuesta pacientemente, porque de verdad, si este chico trabajara para él, Harry pensaba que muchas cosas funcionarían mejor por aquí.