~ Cap 59 ~

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Espinela abrió la cápsula y le dió a Connie una señal para que entre, esta lo hizo sin presentar queja alguna, Espinela entró junto con ella en la nave y comenzó a toquetear algunos botones, Connie la miraba extrañada.

— Ajusto las funciones de la nave. — Mencionó Espinela al ver a Connie sin entender que hacía ella.

Connie ignoró totalmente su comentario, y cambio

— Y.... ¿Estarás bien? — Pregunto Connie, desde su cápsula de escape.

— No lo sé... Tu ve y ponte a salvo... — Soltó un suspiro de cansancio y sonrió. — Pideles... Pideles disculpas por mi... Por favor. — Pidió avergonzada.

— Lo haré, ¡no te preocupes! — Dijo Connie muy animada, puso sus manos sobre los hombros de Espinela y sonrió. — Ya no estés triste. Todo saldrá bien.

Espinela puso sus manos sobre las de Connie, y le sonrió, luego cerró los ojos, y los apretó con fuerza para evitar llorar, Connie abrazo a Espinela, Espinela no dudó en corresponder, quedaron así unos minutos y deshicieron el abrazo mutuamente.

— Pondré el piloto automático, recuerda las cosas que debes hacer al llegar, ¿algo más? ¡Ah, sí! ¿llevas tu comunicador? — Connie sólo asentía ante las dudas de la pelirroja.

— ¿Nos vemos luego? — Pregunto Connie con una sonrisa mientras Espinela cerraba la cápsula.

Espinela suspiro antes de contestar.

— Nos vemos luego. — Sonrió.

La nave comenzó a despegar, Connie se despidió con un movimiento con la mano, Espinela soltó una leve risa y se quedo viendo como la nave se alejaba.

Una vez con la nave lejos, Espinela salió de la azotea y observo lo oscuros pasillos del lugar, se guardó un suspiro para sí misma y entro.

Camino por los oscuros pasillos, se arriesgaba a que una gema que pueda ver en la oscuridad la encontrase, pero no le importaba, tomó camino hacia los calabozos de gemas, una vez frente a las puertas de este, miro cuidadosamente de que no haya ninguna gema en guardia.

«Que raro, no hay gemas en guardia... Algo malo va a pasar.» Pensó.

Abrió la puerta de el calabozo, cambio de en sus pies sentir el piso liso a oír cristales, y sentir cristales o vidrios rotos.

— ¿E-eh? — Murmuró para sí misma.

Se agachó con el fin de descubrir que eran, tomó los "cristales", y los acercó a su cara para observarlos de cerca, rápidamente los dejo caer, su cuerpo comenzó a temblar al descubrir lo que eran.

— N-no — Murmuró, estaba temblando, llevo sus manos frente a su boca, tenía los ojos como platos, esos "cristales", eran restos de gemas, y le atemorizaba lo que sea que les haya pasado a las portadoras de esas gemas.

— Sí, si es lo que crees que son. — Una voz hablo y Espinela miro en dirección de donde está venía.

— Ó-Ónix... — Alcanzo a murmurar Espinela.

— La misma. — Dijo en un tono serio, típico de ella.

— ¿Q-qué... — Espinela trago en seco mientras cogía fuerzas para hablar. — ¿Qué paso aquí? — Dijo, aún temblando.

— ¿En serio? ¿ No lo sabes? — Espinela negó con la cabeza ante la pregunta de Ónix, está solo se puso a reír, mientras que Espinela no entendía nada. — Ay, cariño. Estás en los calabozos, las gemas que están aquí se corrompen y son destruidas por las que aún están cuerdas. — Explico en un tono molesto.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2017 ⏰

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Una amiga gema//Steven UniverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora