Rosas (Aitana x Carl Grimes)

~Rosas blancas~

Ella era extremadamente bella,justo como una delicada y bonita flor,una hermosa flor que fue arrancada demasiado pronto del verde prado que es la vida.

Un chico andaba por las praderas cercanas a Alejandría,arriesgando la vida,arriesgando la vida por unas flores,unas rosas blancas.Blanca como la pureza que tenía el corazón de la joven Aitana,incluso en medio de aquel cruel y despiadado mundo apocalíptico en el que Carl Grimes estaba obligado a vivir y del que no podía escapar.Pero ahora,ella ya no estaba.Se había esfumado,pero no sin dejar rastro.No había podido dejar ni autorretratos ni fotos suyas,ni un diario,ni ninguna otra cosa que pudiese demostrar que ella pudiese haber existido,pero sin embargo había dejado rastro muy especial en los corazones y memorias de quienes tuvieron el gran placer de conocerla.Carl nunca olvidaría esos preciosos ojos marrones que se protegían detrás de unas gafas verdes,ni tampoco todos los recuerdos que la propietaria de ellos había dejado grabados casi a fuego en la mente del joven.

Algunos eran buenos y felices que le hacían sonreír con tan solo pensar en ello de nuevo como cuando hablaban y reían juntos bajo las estrellas o esa vez que sus labios casi se tocaron por accidente,otros no eran tan maravillosos y le hacían fruncir el ceño cada vez que recordaba su existencia como cuando lloraban juntos por una pérdida de alguien del grupo o cuando pasaban hambre,sed y sueño andando por la carretera con los demás buscando un hogar,pero Carl no cambiariá nada,y se negaba a dejar esos recuerdos ir.Podrían pasar décadas,pero Carl nunca olvidaría ni más mínimo detalle sobre ella o todo lo que vivió junto a ella.

Volvió a Alejandría poco antes de que anocheciese tras lograr encontrar algunas de esas rosas blancas que ella amaba.La gente le decía que no tenía sentido,que ella ya estaba muerta de todos modos,y que no podría comprobar desde el cielo que ella tenía tan merecido que su tumba estaba adornada con las más preciosas flores.Pero a él le daba igual lo que le dijesen,el tenía la sensación de que la generosa alma de Aitana no podría descansar en paz sin este último gesto de gratitud por su amistad.Amistad...ojalá hubiese llegado a algo más,si Carl hubiese tenido el coraje de confesar como se sentía de verdad...¿habría ella aceptado o correspondido aquellos sentimientos que él tenía por ella?

Carl se arrodilló ante la gris y fría tumba de piedra que habían hecho en Alejandría para ella,incluso si no habían llegado a encontrar su cuerpo y dejó las rosas blancas que había encontrado sobre ella,dejando escapar de sus labios un suspiro.Había dolor en sus ojos azules como el mar que había heredado de su padre,demasiado dolor para alguien de su edad o para casi cualquiera.

-Era una chica muy dulce y atenta...Estoy seguro de que no eres el único que la echa de menos.No hablé mucho con ella,pero por las pocas palabras que intercambiamos puedo decir con certeza que era una gran y única persona de la que no nos vamos a olvidar nunca-dijo una voz en tono amable y reconfortante,tratando de hacer sentir mejor a Carl pero no lográndolo.

Carl se giró para ver a Aaron de pie,aún sujetando la escopeta que se había llevado para salir antes para una barrida de suministros.Una barrida de suministros,como en la que la habían perdido...Habían salido a por suministros en una vieja casa y todos los miembros del grupo salieron de ella excepto ella,parecía haberse esfumado casi por arte de magia.La buscaron por todos lados durante meses,pero nada.

-Lo sé- dijo el,con dificultades de hablar debido a tener que reprimir sus lágrimas que amenazaban con bajar por sus mejillas y mojarlas con sufrimiento y angustia como lo había hecho la noticia de que no encontraban a Aitana en ningún lugar e iban a dejar de buscarla.

-No tienes por qué tratar de no llorar.Da igual lo que diga mucha gente,eso no te hace menos hombre Carl.Es la manera que tiene el cuerpo de liberar estrés.