En la oscuridad de la iglesia.

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Estaba ubicado en el interior de un idíficio religioso, que fue construido con madera y un diseño algo antaño.
Lo único que le daba "vida" al lugar, era la imagenes de los santos, cuyos semblantes causaban mas desanimo, que otra cosa. Pese a eso, los aldeanos no dejan su deber de venir a misa, aunque llueva a acantaros, o están con un estado bastante deplorable, y sus plegarias, parescan ser ignoradas, por los ojos de su Señor.
El numero de creyentes no ha disminuido, sigue siendo estable y continuo, similar al agua de un rio.
Esperábamos que la soledad consumiera el lugar, con la retirada de los presentes, terminando solo Mateo yo, en la iglesia.
Nuestra actuación, llego a su final.
La necesidad de fingir ser unos simples curas, que eran devotos a Dios, sus mandamientos, ha desaparecido convistiéndose en lo mas irreal. La mudez de las paredes, cuantan por si sola de esta dedicación, tan creíble como la castidad que poseemos, en cuerpo y alma.
Lo observe, su rostro de un color neutro, esas pequeñas orejas escondidas en su cabello negro, su pequeña nariz, esos ojos azules que me examinaban, sus labios rectos y finos me conquistaban, de la misma forma que el lunar que esta en su espalda de un color atractivo.
Prosiguí a tomar su mano.
Sin embargo, el joven de 20 años Mateo, se negó a corresponder mis caricias, molesto por mis actos infantiles y poco adecuados, en un lugar tan sagrado como lo es la iglesia.
-Deberíamos dejar de hacer esto aquí-.Hablo cortante.
-¿Por que dices eso?.
-Simplemente estoy harto, ademas no quiero terminar en las garras del infierno, ¿acaso no lo aborreces como yo?, la realidad de que no podamos cambiar, ¿no te das cuenta?.

-Si amarte como que Dios lo hace, es un pecado a tus ojos, lo admito, soy un pecador en la profundidad de mi ser-.Conteste con franquesa.-Soy incapaz de dejar de quererte incluso, si ya no deseas estar a mi lado eres libre de largarte por aquella puerta, sin culpa de lo cometido, y olvídar, pero...
-¿Tu que viviras en esta falacia para siempre?-.Interrumpió el muchacho.
-Por lo mas que me duela, sin importar si me hace mas pecador, esperare a tu regreso.

El joven, sorprendido ante la respuesta y aquellas palabras abrio sus ojos azules como platos, era su compañía quien afirmaba lo impugnable, por la religión cristiana. Fue inhábil su razonamiento, ¿como es posible que a pesar de haberse denegado, Alex mantuviese su postura?.

-¿Como?, ¿por que? ¿por que yo?, ¿en vez de una mujer?, piensa podrías tener familia, en vez de estar atado a mi en esta iglesia, donde nadie sospecha de nuestra relación, ¿de verdad prefieres esta vida?.
-Si prefiero vivir una vida, siendo quien soy realmente, incluso si eso me limita a estar en este lugar.
-¡Pero vivimos una mentira!.-Exploto el chico, con pena y desdén a esta su verdad.-No podemos si quiera contraer matrimonio públicamente.
-Si soy consciente que si los demás se enteran, nos quemaran en la hoguera, que no podre tener hijos, y que no puedo casarme, sin embargo deseo estar a tu lado, ¿tanto te dificulta comprenderlo?.-Dije acercándome mas a el.
-Si, porque al fin y al cabo esto es una carga para los dos-.Desvio la mirada de mi rostro.

Le sonreí con dulzura al percatarme de sus amedrentamientos.
-¿Como puede ser una carga algo que me hace tan feliz?, no importa aquellos crímenes que ejecutamos, no me arrepentire aunque sean considerados merecedores, para morir en las llamas, pero por favor ya abandona esos pensamientos de lo que siento por ti.

Suspiro con su mirada cansada, rendido.
-Eres un hombre extraño, mi querido Alex, me pasma tu valentía y su jucio, de un amante sin duda alocado...sin embargo no puedo evitar sentirme intimidado por los demás, y que te perjudicaría.

Tome su rostro con mis manos, le bese sentíendo su aliento, el toque de sus labios finos, que eran sueves al tacto de los mios que parecían asperos en comparación, y el calor de su boca.
Luego al separar nuestros semblantes, observe de forma fija sus grandes esferas, con sus largas pestañas, y la expresión que hallaba en su mirada de hielo, que para los demas es casi indescifrable.
-Ya vasta de peleas, solo te amo y punto.

Luego llegada noche con dulces melodías, el cantar de los grillos, y la presencia de la blanca luna tomo protagonismo, en este bello escenario romantico.
Se besaron, como el inicio de la consumación de su deseo que tanto aspiraban, en la oscuridad de la fría noche, completamente anonadados.
Las manos tocaban el cuerpo del contrario, introducio el miembro de Alex en aquel orificio, de su amante, aunque por norma general se intercamviaban los papeles, en el sexo, esta vez fue diferente, Mateo queria ser tomado por Alex, y el satisfacer a la persona con la que tenia más que una simple afección.
Contemplando su adomen, torso, y cada parte de su escultural cuerpo palido, se dejo llevar, y regocijarse en estas sensaciones, que le recorrian hasta la punta de los pies, gracias a las caricias y movimientos de Alex.
Dejaron atras, la sabiduría, y el uso de razón, solo hicieron una sola cosa, derretirse uno contra el otro desnudos.
Mateo envolvió a su joven amante, en sus brazos, apoyando su cabeza en su hombro, ambos podían oír perfectamente, los gemidos y respiraciones agitadas del otro.
Alex mordio el cuello de Mateo, con una mirada provocadora, y seguido de sus movimientos lentos, dentro del interior de Mateo.
-Te amo.
Menciono tras apartar su boca del pescuezo del muchacho, mirandolo fijamente.
-Yo tambien te amo-.Contesto con una respiración pesada.

El sentimiento entre estos varones, amarse, persivir el palpitar de sus corazónes, sin interesarles que deban esconderlo, como si de una droga o una enfermedad se tratase.
Una relación prohibida y cruelmente condenada, por los ojos dictadores de las personas ignorantes.
Aunque nos incineren en la hoguera como unos cadáveres putrefactos, estare cada día a tu lado, no importa si es lo que merecemos tu yo, no parare por unas opiniones, que van a ninguna parte.
Jamas podre rehusarme a ti, dare impugnacia rindiendome, en frente de esos ojos de miradas penetrante e imcomprensibas, y la corte emocional. Gritando la verdad pura tomada por un cinismo varato.
-No sabes cuanto me alegran tus palabras, ya que nunca hallaría la felicidad, ni siquiera con la mujer mas bella.
Lo abrazo, nuevamente aproximándose de una forma mucho mas íntima, juntaron sus labios, compartiendo la saliva, y esa calidez tan característica de su union.
La piel que anteriormente se escondía debajo de telas oscuras, ahora estaba expuesta a los ojos pícaros de sus rostros.
La puerta de la oglesia se abrieron, por uno de los pueblerinos.
Alex y Mateo se distanciaron rápidamente, con todo tipo de explicaciones, sin embargo el hombre de barba canosa larga, y arrugas marcadas en su piel, no quiso escuchar ninguna palabra.
Se retiro indignado, y con un odio profundo, "¡Ya verán!", les gritaba.
Al día siguiente al salir el sol entre las mantañas, todo el pueblo apareció infurecido con palos y antorchas, ante la iglesia.
-¡Quemenlos en la hoguera!.
Gritaban todos, forzando la grandes puertas de madera.
Al fin después de derribarla, se adentraron en la morada de su Dios, que para su sorpresa, estaba ausente de la presencia de los jóvenes curas.
Nunca se supo, donde fueron o como lograron escapar del pueblo, que lo buscaban como si de una cacería se tratase, pero escaparon juntos...ojala hubiese sido asi.
No me importa morir en las llamas, de una tierra insulsa, carente de piedad, ya que he contemplado lo mas maravilloso en todos estos años, de vivir cautivo...tu sonrisa.
Tal vez al entregarme, culpandome de todo, salvando tu vida en esta tierra, muera con un dolor agonizante, quizas termine en el olvido, y este deseo sea infame, sin embargo nunca olvidare, el que por un instante puede ser quien soy realmente, sin esconderme debajo de una roca, y que estén brescas estas memorias, moriré en con algo de paz.
Entonces entre toda la muchedumbre, lo vi a el mi querido, implicito en prendas de un intenso color negro, dijo "te amo, espero que nos volvamos a ver pronto" sonriente, antes que me consumiera el fuego.
Como respuesta, con el ultimo soplo de vida, en aquellas llamas asegurando mi muerte, grite al mismo volumen que el publico, que me obserban como un pedazo inútil de carne.
-¡Te amo!.

Poco despues, ya no sentía dolor, agonía, tristeza, rencor, incluso mis brazos y piernas, carecian de movilidad, solo estaba un enixpicable vacío, a mi alrededor, ¿donde había acabado?.

La frontera del pensamiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora