El color rojo.

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La esperaba tranquilamente en el lugar escogido por mi novia, contemplando las hojas de las ramas caer a causa del soplo helado de invierno, frotando mis manos, en busca de mas calor.
Estaba sentado en uno de los bancos de madera cafes del solitario parque, tanto asi que afirmaria que unicamente  el latir de mi pecho, y mi respiración son los que mas revuelo causaban en esta permanente mudez.
Mire de nuevo la linea horizonte en frente de mi, con la esperanza de hallar a la persona que  esperaba, resguardandome del frio.
 Sorprendido al percatarme de la figura de la muchacha de cabellos ondulados de un intenso color carmesí, vestida con unos pantalones azules, una bufanda roja, y el resto era la ropa del día anterior,  ya estaba corriendo en dirección al parque con su sonrisa tan bella, que me robo la mirada a penas aparecer ante mis ojos.
Al llegar, con la misma sonrisa que me otorgaba, me aproxime a su cuerpo pequeño, para cobijarla entre mis brazos, sentir su calor corporal, y  su delicada figura, diciendole con cariño "No sabes cuanto esperaba tu regreso".
Esta joven, mas hermosa que un raya de sol en el medio del frío, con sus grandes perlas celestes, me miro con vergüenza y sus mejillas enrojesidas. Beso timidamente mis labios.
Yo con dulzura le correspondí a aquel inocente pero atrevida accion, ¿como reunarme si es la mujer que me hace sentir vivo, y feliz?.
Al distanciar nuestros rostros, grabe este eposodio en mi memoria con el fin de disfrutar cada instante, sin olvidar ningún detalle de este encuentro, ni siquiera el sonido del aire, o el chocar de las hojas,  y menos a la mujer que esta en frente de mi ahora, con la que permaneceré hasta el final de mis dias, sin importar si tengo un final trágico como el de Romeo y Julieta.

Ella al verme perdido en mis pensamientos, mi amada utilizando su voz, similar a los cantos de los ángeles, me regreso a la realidad.

-Vamos hermano no te quedes asi, como acostumbras, llegaremos tarde.
-Si cariño.

La muchacha se aparto, y dio por comenzar su andar,  manteniendo su personalidad alegre, tomados de la mano, ella me apretaba los dedos, como si indirectamiente deseara, que no fuera borrado de la faz de la tierra, y me transformara de repente en cenizas, a un consciente que no realizaría cualquier cosa, que llevara a poner las distancias entre ambos.
Subrepticio su cara, en la bujanda, su rostro estaba tan enrojesido, que se podría ser similar al color carmesí de su ondulada cabellera.
Si esto fuera simplificado, en simples palabras, estas actitudes, mantienen frecuentemente esta timidez, y ese sutil miedo, a que esa linea que tanto nos atormentaba desaparezca, sin causarnos el grave daño, que esto impondría. 
Es la certidumbre obvia, de que tanto como ella y yo, hemos cruzado esa linea entre lo tabú, y lo correcto ante la sociedad, que nos impide amar a este dulce veneno que es convocado como lo prohido e imaginable, sin embargo ¿no ha sido siempre lo prohibido, mejor para el placer del humano y el hombre?.
Ella mi hermana, hija del mismo padre y madre, es actualmente mi novia, y mi futura esposa, sin duda a los ojos del resto, una atrocidad pero para mi un amorio, que se disfraza de una droga, tan fuerte que me encadena con estas emociones en mi pecho.
Un mareo me ataco de sorpresa, provocando que la silueta de mi amada, se tornara borrosa al igual que el escaso enfoque de una camara de fotos.
Los recuerdos se volvían confusos, el tacto de su mano unida a la mía desaparecio rapidamente, lo único que resulto incolume fue la tonalidad de su cabello, el sonar de su risa, la fragancia de su piel suave, y la imagen de su rostro, quedaron grabadas para siempre en mi.
Levante mis parpados, despertando de mi sueño, tan real como mi respiración agitada, y contemple somnoliento mi alrededor.
Llebaba una camisa de fuerza de un color blanco, y estaba atrapado en una habitación, al igual que un animal de laboratorio, pero esta estaba teñida del color de mi amante, ese tono carmesí nunca se fue, a diferencia de mi cordura.
Sin importar si estaba en la realidad, su esencia me persigue luego de su tragica muerte.
Se que no pude consumar una vida a su lado, no quiere decir que lleva a convertirse a un final fatídico a mis ojos, porque mientras conserve el lazo que me une a mi amada, es suficiente para sentirme feliz.
No hay mas opción, mas que sumergirme en la locura, terminando con este mi  castigo, lo aceptaré gustoso, mientras que esta irónicamente me une a mi  deseada obsesión, que no sabría decir a este punto, si ha dejado de ser lo que llaman amor, ¿o es producto de lo defectuosa que se a vuelto, esta mente repugnante que poseo?.
 
No era era conciente, de las miradas de mis padres, desde la pequeña ventanilla de la puerta de un color plomo, muy claro y tenue, esta para su desgracia les permitia oír a la perfección, mis agonisantes gritos, diciendo una y otra vez su nombre.

La frontera del pensamiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora