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 Y sí, aquél chico soñador no quería perder la ilusión, dejar su inocencia, hacer a un lado su frescura; él quería continuar siendo él, tan romántico, tan tierno, tan amoroso; seguir sintiendo que París está girando en la esquina, que los canales de Venecia están mismos en las sábanas de su desordenada cama, que las más espectaculares cataratas se manifiestan en su ducha; sí, todo ahí, en su hogar, en donde compartió con ella las más inimaginables aventuras, viajando a donde la pasión los llevara, sobre la mesa o en el armario; no hubo rincón que no emplearan para sus fantasías; pero todo acabó; ya no está, se fue y con ella se fueron todas las llamas del fuego del amor. Ahora la casa es una simple casa, fría, inerte, sin vida; así quedó él , deseando alguna señal de volver... y sí, aquél chico soñador no quería perder la ilusión.

Adolescencia Poética (Antología)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora