"En un abrir y cerrar de ojos"

Puedo sentir la calidez del goteo trazando su viaje hacia los costados de mi cuerpo, y puedo percibir el sonido constante que emite al estrellarse contra el suelo. No era un sonido desagradable, de alguna manera me relajaba. Lo realmente molesto era sentir el pálpito de mi corazón en la zona equivocada, como si estuviera atrás de mí, enojado y latiendo punzante de forma desenfrenada.

Afuera estaba soleado, sin embargo, el frío que se adueñaba de mi habitación hacía que mi respiración se agitara levemente. Siempre me gustó el frío, pero no de la forma en la que lo estaba sintiendo, no era un frío acogedor, era un frío áspero, un frío triste y despiadado, un frio capaz de olvidar y sentir, un frío con vida propia... La humedad encharcada no ayudaba en absoluto, me hacía sentir miserable.

Pude pensar con claridad cuando sentí el chirrido de la puerta al cerrarse. Hice un esfuerzo por moverme pero sólo conseguí apretar levemente los dedos de mi mano contra el suelo, tratando de asimilar que estaba pasando me esforcé por gritar, pero era como estar en un mal sueño, por mucho que intenté, no conseguí emitir sonido alguno.

Me dispuse a reflexionar al comprender un poco más la situación.
Intente juntar en vano fragmentos de recuerdos en mí memoria, tratando de ignorar el lado oscuro de mí cabeza, pero era inútil, sabía que había cometido muchos errores, ¿me abrazaran las llamas?, mi visión se tornaba borrosa por las lágrimas, que bajaban tristes haciendo un recorrido desconocido para ellas.

Mi mente se vio agobiada de inseguridades, traté de recordar a mi familia, pero nunca tuve una realmente. Desvíe mis pensamientos hacia mis amigos, la gente que realmente estaba dispuesta a dar calidez a cambio de más calidez, es lo bello del sentimiento mutuo en las personas. Lástima que no pueda decir lo mismo de la mujer que se llevo pedazos de mí.

El latido de mi espalda comienza a cansarse y cesar lentamente, mis ojos se cierran contra mi voluntad y el frío del metal ya no está.

Comprendí que mi vida había cambiado para siempre cuando por fin conseguí levantarme del suelo y pude ver mi cuerpo con el puñal en la espalda.