Trapped.

Capítulo 1.

                 (DEDICADO A MI ESCRITORA FAVORITA, DEBERÍAN PASARSE POR SUS NOVELAS)                                               

                                                                  ''Bienvenida a Waverly Hills.''

Nina sintió una luz cegadora y se vio obligada a cerrar sus ojos. Quiso poner una mano en su rostro, pero no se podía mover. A lo lejos todavía oía las voces de los periodistas impacientes. Intentó articular una palabra pero nadie le prestaba atención, sólo la empujaban para que siga caminando. Sabía que detrás de ella había tres guardias del hospital y dos policías, no dejarían que se escapará.

— Soy inocente —murmuró abrumada mientras lloraba desconsoladamente. Había perdido a su familia y ahora estaba condenada a un martirio sin fin.

Una vez adentro, los guardias se pararon frente a una puerta de seguridad y golpearon el vidrio de una cabina, dónde había un hombre que levantó el pulgar y cuando vio a Nina puso un rostro de espanto.

Ella lo miró fijamente, no podía creer como la gente la miraba, pero la empujaron agresivamente, tanto, que trastabilló y su rostro fue lo primero que impactó contra el suelo. Un par de carcajadas y la levantaron abruptamente de los brazos, cuales sus muñecas seguían esposadas causando que jadee de dolor. La gran puerta se abrió después de un pitido fuerte que hizo que su cabeza doliera. Rapidamente, una mujer de unos cincuenta años, apareció. Se le notaba la sonrisa falsa a kilómetros.

— Bienvenida a Waverly Hills, Nina.

Ella sólo se dedicó a darle una mirada repulsiva, no merecía estar allí. La mirada de la enfermera era neutra, no representaba ni cariño, ni terror, era ambigua.

— Suéltenla, yo la llevaré hasta su habitación —tomó su brazo con fuerza y prácticamente la arrastró hacía una habitación blanca e iluminada, era tan brillante que lastimaba sus ojos— en un rato volveré por ti para que el Doctor Myers te reciba —dió una pausa y suspiró— el almuerzo es a las doce, el desayuno a las seis y la cena a las siete, dos veces a la semana tendrás una visita al Doctor —explicó efusivamente— podrás ir al pabellón dentro de las ocho de la mañana hasta la hora de la cena. Luego de la cena, prohibido salir de la habitación —remarcó la última palabra— eso es todo —salió de la habitación y a juzgar por la luz que entraba por la ventana serían las siete de la mañana.

Narra Nina.

Me acosté en la cama y dí un par de vueltas, incómoda. Cerré los ojos y bufé. Luego de estar demasiado tiempo mirando al techo entró una enfermera y me dio un vaso. La miré desconfiada.

— Tomatelas —dijo en un tono duro— monstruo —ahora su voz salía con repulsión. En sus ojos podías ver el mismísimo asco. Todos procuraban que fui yo sólo por estar en la casa. Miré el contenido del vaso y habían al rededor de cuatro pastillas, fruncí el ceño y me las metí dentro de la boca— Traga, ¡Vamos! —dijo impaciente. Tomé el agua y levanté mis cejas— Abre la boca —hizo lo que me pidió y verificó que me las haya tragado. Asintió con la cabeza y salió de la habitación sin mirar atrás.

Reí y mordí mi labio inferior. Las pastillas habían quedado en la palma de mi mano. Enfermera estúpida. Me dí la vuelta y las escondí en la funda de la almohada, luego las tiraría por el retrete.

Tocaron mi puerta y oí como la abrían.

— Nina Maxfeel, buenos días —habló un hombre con elegancia, tenía un acento del norte de Inglaterra.

— ¿Quién eres tú? —hablé con indiferencia, pero en realidad, era un hombre hermoso.

— Tu Doctor, Evan Myers, un gusto —tendió su mano hacía mi, pero la miré con aborrecimiento y el la retiró al instante— hoy empezaremos con tu tratamiento, ¿Quieres acompañarme?

— En realidad, no —mi mirada era dura y fría. Él suspiró.

Holaaaaaa, quería saber si les gustaría leer esta novela, es una idea que tengo y no sé si seguirla escribiendo, estoy llena de exámenes y con la inscripción de la universidad pero tratare de actualizar más seguido.

Muchas gracias por leer la novela!