Jesy.
Me encontraba en la biblioteca, como siempre. Era mi refugio, mi escudo ante todos los insultos y bromas que me hacían mis compañeros. Y también mi lugar de paz, en donde podía pensar tranquilamente sobre cualquier cosa.
Sobretodo para matar a todos los idiotas que me hacían la vida imposible.
Nah, es broma, no mataría ni a una mosca. Sólo soy la nerd de la escuela.
A la que maltratan, insultan, se ríen de ella todos los días.
¿Razón? Ni yo misma puedo encontrar una.
Estaba tan concentrada leyendo un libro totalmente interesante para mí, que no me había dado cuenta que el timbre había sonado, indicando el fin del recreo.
-Niña, tienes que ir a clases- me regañó la bibliotecaria mientras apagaba su computador.
Resoplé y cerré el libro una vez que había marcado la página, doblando la punta hacia adentro.
Me levanté de la silla y me acerqué a los estantes para guardarlo, hasta que escuché que la puerta se abría.
-Lo siento joven, la biblioteca está a punto de cerrar- escuché la voz de la profesora.
-Oh, lo siento- alcé una ceja al escuchar el acento. Jamás en mi vida había escuchado una voz así, y estaba 100% segura que ese muchacho era nuevo.
Porque podía reconocer cada maldita voz de cada maldita persona del instituto, insultándome.
Guardé el libro y me volteé para encontrarme con unos ojos celestes bellísimos. Él al mirarme abrió los ojos, como si estuviera sorprendido.
Claro, sorprendido por mi ridícula manera de vestir o por mi fealdad ¡típico!
Sin articular palabra, pasé por su lado y estiré mi mano para girar el pomo de la puerta, pero la suya fue más rápida y me abrió la puerta.
Primera persona que me abría la puerta, joder. Yo estaba acostumbrada a recibir el pedazo de madera en mi nariz, pero este chico me había abierto la maldita puerta.
Sentí su mirada en mí y me llegó la tentación de mirar esos ojos océano una vez más, pero era muy cobarde para hacerlo, por lo que en silencio salí de la biblioteca.
Caminé apresuradamente por los pasillos para llegar temprano a mi clase de Álgebra. Si no le tomaba en cuenta a ninguna persona, de seguro llegaría hasta allá sin ningún percance.
Pero claro, un pie en mi camino nunca hacía falta.
Me caí pesadamente al suelo, luego de que el zapato de una persona chocara con mi pie. Después escuché risas que resonaban cada rincón del lugar y finalmente, para ponerle la cereza al pastel, los insultos.
-¡Es tan estúpida!- exclamó una voz chillona.
-Una inútil- rió otra y yo me levanté, ignorando a todo el mundo y me adentré al salón de algebra.
Me senté de mala gana. Lo único que odiaba de esta clase, era que los asientos se sentaban de a dos. Y claro, nadie se quería sentar conmigo, a excepción de los idiotas que me pedían la tarea.
Dejé caer mis libros sobre mi mesa y respiré profundamente. Los alumnos empezaron a llegar y siempre, pero siempre, se reían de mí al pasar por mi lado. Traté de no escuchar sus burlas pero me era imposible. Estaba harta, cansada de que se rieran de mí como focas retrasadas sin ninguna razón.
Finalmente habían llegado todos, cada uno con su compañero de puesto y yo sola. Abrí mi cuaderno y comencé a sacar mis lápices para no poner atención en las risas dirigidas a mí.
-Buenos días clase- la grave voz del profesor Johnson se escuchó por todo el salón, haciendo que todos se callaran.
Gracias a Dios.
-Hoy se nos une un nuevo alumno y espero que lo traten bien.
Esperen, esperen ¿nuevo alumno? No me digan que...
-Hola, soy Niall Horan y vengo de Irlanda- escuché el maldito acento extraño de la biblioteca hace unos minutos.
Irlanda, ahora todo tenía sentido.
Todos los saludaron con un diminuto "hola" y el profesor le indicó el único lugar libre, o sea, al lado mío.
Sin despegar la vista de mi cuaderno, sentí cómo un cuerpo se sentaba a mi lado, mientras que yo me repetía mil veces internamente que no volteara a ver sus bonitos e hipnotizantes ojos celestes...
Hola! Aquí Dani con el primer capítulo :) Espero que les guste! Voten y comenteeeen n.n
