Un reencuentro inesperado (Capítulo 4)

460 32 20
                                    



Once días... ese era el lapso de tiempo que había transcurrido desde el día en que Rukia experimento la enorme alegría debido a las decisiones que tomo su adorado hermano, aprobando el cambio de rutina que la mencionada pelinegra recién comenzaba a vivir...

Dicha joven se encontraba durmiendo tranquilamente en la comodidad y paz de su nuevo departamento... departamento al que se había mudado hace apenas 3 días. El sol recién comenzaba a hacer su deslumbrante aparición, pero ni siquiera los luminoso rayos que el dorado astro desprendía fueron capaces de interrumpir el apacible sueño de la muchacha, por lo que fue despertada por un par de toques insistentes en la puerta de su recamara y al oír una voz muy conocida para la adormilada joven.

- ¡Rukia-san!, levántate ya... son las 6:00 am y Urahara-sama junto con Yoruichi-sama dijeron que pasarían por ti a las 6:45 am- informaba una femenina voz para nuevamente quedarse en silencio. Rukia se dispuso a salir de la comodidad de su cama a pesar de que no quería hacerlo y se dirigió al baño de su dormitorio para asearse debidamente; 20 minutos después la joven pelinegra abandonaba su aposento para ir a tomar asiento a una de las sillas que acompañaban a la mesa del comedor, encontrando en dicho lugar su desayuno ya servido y a una joven de castaña cabellera que la acompañaba a comer.

- Vaya Rukia-san... ¡hoy te has vestido muy bonita!- exclamaba la chica con su habitual alegría mientras observaba detenidamente la indumentaria de la joven pelinegra. Esta estaba conformada por un bello vestido azul de mangas cortas en tonos claros y oscuros que se le ajustaba en la parte del busto pero luego caía libremente un par de centímetros sobre sus rodillas, usaba una bufanda azul oscuro que se deslizaba grácilmente sobre su espalda, unos guantes del mismo color que alcanzaban hasta la mitad de sus codos, y para finalizar portaba unas botas negras que le llegaban 3 centímetros debajo de sus rodillas; decir que se miraba bella era quedarse corto.

- Umm, gracias Hinamori- respondió al halago dicho por su acompañante. El que haya cambiado de vivienda no impedía que su nii-sama siguiera brindándole la mayor comodidad posible, por lo que él decidió que una de las tantas sirvientas de la mansión fuera a vivir con Rukia para que se hiciera a cargo de sus necesidades; la pelinegra no dudó en escoger a la joven de ojos castaños, aunque su intención nunca fue que le sirvieran sino la de tener la compañía de su amiga y aprovechar que Hinamori también tuviera mayor libertad... la pelicastaña se hospedaba en uno de los cuartos de visitas que tenía el departamento, y es que el lugar de pequeño no tenía nada, más bien parecía una pequeña casa. El departamento constaba de 3 dormitorios, una sala, comedor, cocina y 2 baños... uno ubicado en la habitación de la ojivioleta y otro en el pasillo; las paredes del lugar estaban pintadas en tonos blancos, crema y cafés, creando así un ambiente pulcro y elegante... aun podían observarse algunas cajas que no habían sido desempacadas, sin embargo la mayor parte del recinto ya había sido adornado adecuadamente.

- Ahhh... Rukia-san, ¿no te encuentras nerviosa?- pregunto Hinamori. La pelinegra se limitó a suspirar mientras observaba su taza con leche, sabía perfectamente a lo que se refería su amiga, pues ella no había podido quitarse ese asunto de su cabeza. Ese lunes 13 de mayo ingresaría a la "Universidad de Karakura", estaba feliz pero eso no aminoraba su inquietud.

- Un poco...- fue su escueta respuesta. Pasaron alrededor de otros 20 minutos mientras ambas chicas comían y conversaban tranquilamente, pero fueron interrumpidas al escuchar el sonido del timbre que resonaba por todo el departamento, la pelinegra se dispuso a abrir aunque sabía de sobra de quienes se trataban... y si... no había errado.

- ¡Buenos días Rukia-san!- saludaba Urahara con su característica jovialidad- ¡Pero que linda te ves!, ten cuidado con los chicos ya que todos son unos pervertidos y derrochan hormonas, seguramente los dejaras sin aliento y es probable que alguno te intente manosear pero no te preocupes, son cosas que pas...- el rubio no pudo terminar su oración ya que fue callado por un abrupto golpe brindado por su esposa.

Por protegerte...Where stories live. Discover now