5.

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El menor sonrió cálidamente y se acercó para depositar un pequeño beso en los labios de Wonwoo, confundiéndolo completamente y provocándole una risita nerviosa. Ambos sabían que estaban solos y que Mingyu era un peligro en potencia, pero no quedaba otra cosa que confiar en él. Cuando ambos se encontraban a solas, al mayor le era imposible resistirse a los encantos de aquel moreno, menos viendo lo arreglado que estaba y el perfume que estaba usando.

– Si sabía que te lo tomarías tan en serio, me hubiera puesto un poco de colonia.

– Eso arruinaría tu aroma natural, Wonnie.

– ¿Qué clase de aroma natural? –preguntó Wonwoo con sus ojos cerrados, relajándose ante las palabras coquetas de su compañero.

– Dulce, tentador... – Mingyu se acercó más para poder deleitarse con aquel aroma tan adictivo que despertaba sus instintos, sin darse cuenta cómo su cuerpo cambiaba.

Cuando el castaño abrió los ojos, se sorprendió al ver la apariencia del más joven, pero no se intimidó como antes, al contrario, intentó observarlo con cuidado, con curiosidad.

Su piel era ligeramente más clara y sus venas se podían distinguir de forma exagerada. Sus ojos tenían un color grisáceo y de entre sus labios sobresalían unos grandes colmillos. Aquella vista que debía ser atemorizarte le resultaba hermosa. Levantó una de sus manos para acariciar con la punta de sus dedos las venas que sobresalían ligeramente del cuello de Mingyu, marcando un camino hasta sus mejillas y logrando robar una sonrisa de sus labios, mostrando así sus prominentes colmillos blancos. Wonwoo aprovechó para acariciar los labios sonrientes del menor y atrayéndolo para poder conectarlos con los suyos en un beso tranquilo y dulce al que el moreno correspondió.

– Antes me dabas miedo, pero ahora que te tengo cerca... Quédate así.

– Pero si me quedo así, es peligroso...

– Está bien, puedo soportar lo que sea.

Ambos sonrieron. Mingyu se recostó sobre Wonwoo y estuvieron abrazados por un buen rato mientras el moreno dejaba tiernos besos sobre sus mejillas y su cuello. Ciertamente aquel chico era de corazón dulce, aunque su apariencia y su comportamiento a veces dieran la impresión contraria.

El aroma que desprendía Wonwoo era como una dulce condena para Mingyu, el pobre no podía reprimir por mucho tiempo sus instintos animales al tenerlo tan cerca. De pronto el sentir su respiración le hizo querer besarlo, y no pensaba quedarse con las ganas, así que levantó un poco su cuerpo para tener mejor contacto visual con el mayor. Al ver que él le dedicaba una sonrisa, se atrevió a juntar sus labios nuevamente, pudiendo sentir los delgados brazos de Wonwoo rodeando y acariciando su espalda.

Aquella conexión no era como cualquiera de las anteriores. Sí, se deseaban. Sí, morían por estar uno con el otro a un nivel más íntimo, pero no querían apresurar nada, simplemente estaban dejándose llevar por el momento.

Cuando sus miradas retomaron el contacto, Mingyu se encontraba sonriendo con sus colmillos grandes expuestos y por consecuencia, el mayor soltó una pequeña risa.

– ¿De qué te ríes?

– Nunca creí que llegaríamos a esto y que me enseñarías esta forma tuya. –confesó Wonwoo desviando la mirada.

– Aún hay mucho que quiero enseñarte.

Y el vampiro volvió a tomar los labios ajenos, pero esta vez profundizándolo. Las piernas de Wonwoo habían cedido ante el contacto de las manos del menor que pedían un espacio para su cuerpo entre ellas. Sus manos se aferraban a la camisa del moreno que tomaba control de sus labios como si fuese a morir sin aquel toque.

Poco a poco sus cuerpos buscaban más que un beso apasionado. Necesitaban calor, contacto real y fue el mayor quien se encargó de comunicar aquella necesidad a su compañero, cortando el beso para poder ver su expresión en el momento preciso en que se disponía a desprender cada botón de la camisa de Mingyu. El moreno sonrió ligeramente avergonzado ya que sería la primera vez que le mostraría su cuerpo desnudo, pero toda vergüenza lo abandonó cuando las cálidas manos de su mayor comenzaron a deshacerse de la prenda mediante el contacto con su piel. Una vez que el mayor había terminado la tarea, el vampiro se dispuso a levantar la playera del otro lentamente, bajando para hacer un camino de besos hasta su pecho. Wonwoo se estremecía con cada roce de los labios ajenos en su abdomen, lo que resultaba en una respiración cada vez más irregular.

Con ayuda del castaño, Mingyu pudo terminar de desnudarlo por completo, en muy poco tiempo. Ahora el único que llevaba ropa cubriendo sus partes bajas era el moreno, pero este había quedado fascinado por la imagen que tenía debajo de él.

– Apaga las luces. –Wonwoo, el chico más frío que conocía estaba tan avergonzado de su desnudez que se había cubierto la cara con las manos. Al ver aquello, Mingyu no pudo evitar sentir ternura y sonreír, acercándose para besarle los dedos.

– No quiero... Déjame verte. –lentamente, apartó las manos del chico de su cara, contemplando su sonrojo y besando cada parte de su rostro con dulzura, menos sus labios. Fue Wonwoo el encargado de hacer posible el beso restante.

– Eres un idiota.

– Lo sé.

Wonwoo decidió dejar la timidez de lado y cambió la posición, sentándose sobre el moreno y sonriendo pícaramente. Entonces fue cuando pensó que sería divertido tomar una pequeña venganza contra el menor. Se acercó en cuanto Mingyu cerró los ojos y mordió con fuerza su cuello, para luego succionar sobre su piel. Besaba y lamía aquella zona mientras sus manos acariciaban el tonificado cuerpo del más joven. La respiración de Mingyu se tornaba más acelerada con cada acción de su mayor. Ese chico excitaba al vampiro por completo, tanto que sentía cómo se ponía más y más duro dentro de sus pantalones.

Las traviesas manos de Wonwoo fueron a parar justamente a la zona sensible del menor, comenzando a frotar aquel bulto sobre la tela, haciendo suspirar al chico. Cuando se separó de su cuello, efectivamente la marca que había dejado seguía ahí, no había desaparecido.


Sangre Dulce. -Meanie-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora