Paseo por el río

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Daría la vida por ser una hojita de dos colores y pequitas en el reverso. Para que me llevaras en tu bolso. Me llevaras lejos. Me llevaras contigo, porque con eso basta.

Me pusieras dentro de un libro, me trataras con una delicadeza tan propia de tus dedos. Como si lo que tocaras fuera bendito.

Quisiera ser una planta, puesta sobre el musgo. Para que me miraras, me detallaras. Me tomaras fotos y me dejaras quieta. Porque no me harías daño.

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Narra Camila

Ella no tomó mi mano, ni rozó mis labios. Pero está claro que soy especial. Me pregunto por qué con ella todo sale tan literal siempre. ¿Por qué no puede llevarme a su lugar mágico? Al lugar donde pierde su mirada, cuando mira "al horizonte".

Odio no entender cada célula que recubre su cuerpo. Odio que se empañen mis ojos, que me tiemblen las manos. Que se me corte la voz al hablar.

Suele insistir mucho en el tema. Y yo no logro sacar de mi cabeza todas las imágenes mentales de su sonrisa. Como le brillan los ojos después de sonreír. La locura se le asoma entre las pupilas, como si llorara mientras ríe.

Odia los números pares, los insectos y la vida. Yo también los odiaría, si fuera ella. Lo odiaría todo. Todo. Incluso las hojitas.

Le gusta admirar como se ponen las piedras rosadas cuando las acaricia el Sol. Le gusta andar desnuda, y caminar de roca en roca. Creo que no le gusta sonreír, o eso dice. Pero cuando estamos solas, no para de reírse. Mira al cielo de nuevo, con esa mirada perdida. Pero se recupera cuando alguien se acerca. Cambia de posición y le duelen los huesos.

Juega a ser valiente, y siempre pierde. Incluso cuando está lejos. Porque siempre lo está. Es lejana, e inconstante. Cuando me distraigo y no la miro, volteo a verla y ha desaparecido. Se ha pulverizado en el aire, y se ha ido.

Ella es una aparición de mi subconsciente. Una creación distante de todos mis infinitos. Una distracción que se distrae, un mar con maremotos. Un huracán con laberintos.

Construí un mundo, y con él, un ser capaz de destruirlo. Y ese ser llegó. De pelo largo y de labios gruesos. Llamada Lauren.

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Narra Lauren

Es que no puedo creer que haya estado totalmente desnuda frente a mi

Ella sólo... Se desnudo.

Empezó por el pantalón, a caminar por el rio en bragas. Cómo quien camina por su propia sala.

Y luego... Sólo se le mojaron las bragas por sentarse en una roca a tomar fotos a alguna planta. Algún pequeño ser vegetal en formación. ¿Por qué los admira tanto? ¿Cómo logra fijarse en esos pequeños detalles? Sé que no sólo lo hace con la naturaleza. Sé que también detalla a la gente. Lo sé porque he visto como lo hace conmigo.

Entonces se quitó las bragas para secarlas, y las dejó sobre una roca que el Sol tocaba.

Yo me quedé mirando como se asoleaba el trasero desde una piedra cercana. Me reí de ella, con mis bragas y camisa. Riéndome de nada en particular.

Entonces ella dijo: "¿Qué miras?"

Y yo respondí: 'Sólo estoy esperando a que te quites la camisa' y le sonreí. Una sonrisa un poco cómplice, que quizá ella supo interpretar. Sabíamos ambas, que bajo aquella camisa no tenía sostén.

Y entonces se paró de la roca, y sin quitarme la mirada perdida, se quitó la camisa.

Estaba totalmente desnuda frente a mi, con sólo una pequeña gargantilla transparente, que si no detallas mucho, no te enteras que existe.

Lunes complacienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora