SIETE

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April


16 de Abril de 2015
Noche

Háblame de ti. —dice Gus, mientras pone el frío hielo sobre mi tobillo hinchado.

— Puees... —suspiro dejándome caer en el sofá.— Nací en Dublin, mi padre y mi madre eran felices , yo sacaba buenas notas y todo iba bien. De pronto, un día dejo de estarlo.

»Mi madre tuvo cáncer cuando yo tenía 13 años. De mama. El año siguiente parecía aguantar, pero justo cuando se estaba recuperando, le vieron más células cancerígenas en su riñón, en su estómago... no pudieron pararlo, ni preveerlo. Murió el año pasado, mi padre no soportaba el dolor causado por los recuerdos y nos fuimos a la otra mitad del mundo. Y... aquí estoy.«

Gus se queda mirandome sin habla, se acerca a mi y me roza el hombro con suavidad.

— Lo... siento... Pero, sólo me has contado la linea histórica de tu vida.

— ¿Qué? —digo, confundida.

— Me has contado la historia, pero no cosas sobre ti. —ante mi expresividad de confusión, sigue hablando.— La historia de tu vida es la que pasa a tu alrededor, pero las cosas sobre ti, son las que están dentro.

— Te refieres a... ¿Aficiones?

— Si, eso.

— Bueno, pues a parte del baloncesto y de mi excelencia en torcerme el tobillo... Me gusta leer y escuchar música, de todo un poco. —me hundo en la oscuridad de sus ojos, tan cálida.— ¿Y tú?

— Bueno, pues a parte de llevar a cuestas a las chicas... —se ríe— Voy al gimnasio, —no dudaba de ello.— También leo libros, me gusta la música y el cine en general.

— ¿Y tu linea histórica?

— ¿Sabes lo que suele pasar en casi todas las películas? —contesta a mi pregunta con otra pregunta independiente.

— ¿Que los protagonistas no reflejan la demanda general? —se acerca a mi y me levanta la cabeza con los dedos.

— No... —susurra, cerca de mi.— Esto.

Y me besa. Huelo su aroma y siento el calor de sus brazos en mi cintura. Se sienta al lado mío y acaricio su suave pelo. Me muerde el labio con suavidad.

— Maldito, me has mordido. —digo, sonriendo bajo su dulzura.

Se quita su camiseta, tiene el cuerpo trabajado, pero no excesivo. El nivel justo para ser adorable. Rodeo sus músculos con delicadeza.

— ¿Me odias ahora? —me mira con picardía.

— Más.

La chica del balcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora