Da media vuelta sobre sus propios talones y se dirige hasta la puerta, salgo tras ella y vuelve a la lucha de las llaves, hasta que, por fin, logra cerrar la puerta.
Me sonríe amablemente y me gesticula que la siga, me conduce a unas escaleras mugrientas, como todo aquel piso, y bajamos por una trampilla al piso de abajo.
¿He dicho que el piso en el que nos encontrábamos era mugriento? Bien, ahora imagina una planta de lo más lujosa, con una moqueta roja en la que podrías dormir encima, con marcos dorados de fotos de gente con sus mejored trajes, puertas blancas, correderos dorados, altos ventanales con cortinas talladas en lino...
- Vaya
- Sí, suele impresionaros a los que bajáis de Mordor
- ¿Mordor?
- Es el nombre del piso de arriba, pocos saben de su existencia
- Sí que hay cosas por explicar
- Ni te imaginas cuántasContinúa andando hasta que paramos ante una gran puerta con detalles en dorado, cómo no, me entrega una tarjeta y me indica que la pase por un lector de tarjetas que había junto a la puerta.
Cuando entramos en la habitación me quedo anonadada, es como el salón de mi casa de grande, con un armario gigante y una cama que para nada se queda atrás, un ventanal por el que entra si bien la luz nocturna que más me había fascinado hasta entonces, con un baño a la derecha con toallas con mi nombre...
-Bienvenida a Holland, María
Despierto de mi fascinación por la habitación y recuerdo que ni siquiera sé el nombre de aquella mujer.
-Muchas gracias, eh...
-RachelLa sonreí como signo de real agradecimiento y esperé a que saliera de la habitación para meterme en la apetitosa ducha, quedamos en que me recogería mañana para seguir con el tour del internado.
Salí de la ducha como nueva y me envolví en las suaves toallas que alguien había dejado allí, me puse un pijama con mi nombre y el escudo del internado y salí del baño.De nuevo la habitación me deja quieta en el sitio, es preciosa, la luna llena alumbra cual linterna y cada detalle, en las sábanas, en las cortinas o en los cojines, brilla en la noche como luciérnagas chiquititas...
Es increíble, no puedo creer que esté aquí, cuando me acuesto no tardo ni dos minutos en alcanzar el sueño, con temor de despertarme y que todo haya sido producto de mi imaginación.
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Alumnos Problemáticos
Teen FictionSoy Sophie, tengo 15 años, y me considero una niña problemática.