-.

61 7 0
                                    

{Parte 3}

Presente.

Aria, ignorando claramente la voz que la llamaba siguió recorriendo su "Nueva casa". Aún sentía un sentimiento extraño al seguir ahí. Podía llamar a sus padres, y decirles que quiere irse de esa ciudad y volver a casa. Pero quería permanecer ahí. Quería averiguar que le pasó a la anterior chica. Quería averiguar qué tenía la casa, por qué sucedió todo eso. Sólo que... No tenía respuestas de nada de eso. No sabía cómo y qué había sucedido. Sólo tenía dos pistas: Bajar y averiguar por qué algo o alguien la estaba llamando, sea lo que sea. No lo haría sola, de eso estaba segura.

Respiró profundamente al entrar a la habitación que antes era de la desconocida chica. Se suponía que cuando vendían algo, tenían que juntar las anteriores cosas que eran de la persona. Era... Raro que nadie lo había hecho, ya que los objetos personales seguían allí, revueltos en el suelo. Llenos de polvo. ¿Cuánto habrá pasado ya? Unos... Ocho, casi nueve años. Camino por el suelo polvoriento arrastrando sus pies. Se sentía débil al entrar en ese lugar, quería llorar.  No sabía por qué, pero sentía que en cualquier momento terminaría llorando ahí dentro. Tomó rápidamente su celular y llamó a su mejor amigo, él la ayudaría a averiguar que sucedía en esa casa.

 — ¿Qué...? — Preguntó su amigo algo confundido desde el otro lado de la línea. Su voz sonaba adormilada. Era realmente obvio que estaba durmiendo. —  Debes tener una buena razón para... —  Se auto-interrumpió para bostezar, poder visualizar la hora y finalmente volver a tapar su rostro con sus sabanas—  Llamarme a las cinco am, Aria. —  Concluyó luego de unos segundos. — ¿Qué sucede? 

— Tengo miedo — Pronunció las palabras lentamente. Realmente no quería que "La voz de abajo" la escuchará. Es algo tonto porque ¿Qué podría haber abajo? ¡Polvo y más polvo! No debería porque estar tan a la defensiva.

— ¿Qué sucedió? — Cuestionó nuevamente, a decir verdad, exigió. Quería saber por qué su mejor amiga la llamaba a la madrugada y le decía que tenía miedo. ¡Era irracional! Debería estar descansando, ambos. Él en especial, tenía muchísimo sueño, estaba realmente cansado. Y ella también.

— Me dirás que estoy loca si te cuento... — Agregó Aria, después de unos minutos. Bufó levemente y dirigió su mirada al suelo. Escuchó un ruido proveniente del sótano.  Se sintió débil nuevamente y comenzó a temblar. — Ven rápido, Louis. Siento que algo malo sucederá.— Él  frunció levemente el ceño y se levantó de golpe de la cama. Caminó hacia la puerta principal y salió así, en pijama en dirección al auto.

— ¿Dónde estás?

— ¿En dónde voy a estar? ¡En mi bendita nueva casa! — Dijo frustrada. Estaba desesperada. Sentía que iba a explotar en cualquier momento. Sentía miedo, mucho miedo. ¡Debería irse de ahí! Eso es. Salió de la habitación casi corriendo y comenzó a correr escaleras abajo. Aún seguía sin colgar la llamada

— ¿Dónde crees que vas? — Cuestionó esa voz nuevamente. Tragó en seco y pudo percibir que alguien estaba detrás de ella. Una persona completamente cuerda seguiría corriendo, pero ella giró sobre sus talones para saber quién era esa persona. — Oh, linda... No debiste haber volteado — Comentó esa voz. Pudo percibir unos ojos grandes y brillantes, completamente blancos, mirandola. Una chica de su misma tez pero rubia soltó una carcajada levemente. Claramente se burlaba de la situación. Sólo notó un defecto ahí, no tenía rasgos faciales y prácticamente, parecía una sombra.

— ¿Qui... Quién eres? — Preguntó tontamente y comenzó a temblar. La chica se acercó a ella y musitó cerca de su oído: » Antes ésta casa me pertenecía... Todo lo que está aquí o estuvo aquí me pertenece. Tú me perteneces... « Esa voz resonó en su cabeza. 

Y desapareció. Frunció el ceño, quizá su mente estaría jugando con ella. ¿Era una pista? Quizás. Bajó las escaleras rápidamente y se dirigió a la puerta de entrada, para así abrir ésta y esperar a que su amigo llegara. A los minutos llegó un auto, el cual se estacionó justo al frente de su casa, y de él bajó Louis agotado, bostezando con su pijama de conejitos puesta. Corrió lentamente hacia ella. Aún estaba dormido por lo visto, pero luego exclamó: 

¡Oí todo! ¿Te encuentras bien? ¿te hizo daño? — Ella negó con la cabeza, mientras se acercaba a su amigo, el cual temblaba. Quizá de frío o de miedo. Rodeó la cintura de Aria con delicadeza y la atrajo a ella, para así ambos sumergirse en un fuerte abrazo —Tenemos que averiguar qué sucedió ahí.

Lose Myself.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora