Mucho tiempo atrás yo vivía en una familia modelo. Tenía un padre vivo y una madre cuerda, tenia una hermana adolescente que estaba terminando la secundaria y me tenía a mí, que no habia llegado a los diez años y que llevaba una vida fantástica:es decir, re cómoda. Me bañaba regularmente a las seis de la tarde(antes había hecho los deberes); cenaba temprano (antes miraba un poco de tele). Todo era así. Antes, después.
Y Vilma.
Vilma era un alarido que andaba por ahí, siempre tenía una fila de amigos esperándola para salir, aunque yo todo eso lo veía al pasar. Vivíamos todos en ests casa antigua, grande, con fondo. Me gustaría demolerla, mudarme a un departamento luminoso, lejos de la tierra, o a un restaurante de comida búlgara. No me gusta vivir en una casa verdad, porque me recuerda que con Vilma somos los restos de un naufragio o algo así, lo que quedó después del huracán.
Un día, un tarde, mamá aprece en la cocina. Esta llorando.
No me ve.
-¿Qué te pasa, ma?
Corro a abrazarla. Es horrible oír a la madre de uno llorar; es una de las formas en que se acaba el mundo por un rato. Por lo menos cuando no se está acostumbrado, después uno aprende que el mundo no se acaba así nomás.
-¿Qué te pasa?
Ell respira fuerte, se pasa la mano por las mejillas.
-¿No estabas en tu cuarto, vos?
-Sí,pero bajé por... ¡No importa! ¿Qué te pasa?
Y me quedé a la espera de su respuesta, que nunca llegó. Solo me dijo una mentira,que le dolía la cabeza y que se había roto un caño del jardín y que se iban a secar las plantas.
Entonces me puse firme y le pedí que me dijera la verdad.
La redpuesta de mamá fue ni siquiera para consuelo:
-Ya, te vas a tu cuarto, Seguí con lo que estabas haciendo.
Me di vuelta y choqué con papá, que parecía alteradísimo. Despeinado, la camisa afuera del pantalón, y un gesto que no tenía ganas de parecerse a una sonrisa.
-Vamo, Fito, andá.
Odio que me digan "Fito".Yo soy Rodolfo, Rod para algunas chicas, Rody o Ro. Pero Jamás Fito, para eso está Fito Páez y ya es suficiente con uno.