What Happened In September...? [Yaoi/Gay]

16.7 de Septiembre.

En las calles se oían los gritos y lamentos del pueblo, los sollozos de todos...Era horrible. El aire tenía un cierto aroma dulzón y putrefacto; era carne humana en plena cocción.
Corrí con fuerza hacía mi casa.

Bajo mis pies crujian los pedazos de madera y puedo jurar que también los huesos de los niños pidiendo a gritos a sus madres mientras se consumían lentamente, sus ojos se salían de sus órbitas y su piel se convertía en polvo fino negro que volaba sobre el humo causado por la combustión de diferentes materiales.

Grité con desesperación, el pecho me dolía y mi respiración cada vez se hacía mas espasmodica y discontinua. El cabello se sentía frío sobre mi frente y las gotas de sudor bajaban silenciosas sobre mi espalda y cuello. Caí con algo. Al levantar la vista, me tropecé con un perro, muerto, con lo que fue un suave pelaje quemado, sus ojos estaban perdidos en alguna parte, sin vida.
El gran nudo de mi garganta fue creciendo y el dolor en el aumentaba, bajo mis manos las gotas de sangre corrían rápidas, al igual que mis lágrimas, sin control.

No podía más, pero mas sin embargo me levanté y corrí de nuevo con mas intensidad que antes.

Y llegué a mi pequeño horrible jardín, a mi gran horrible casa, con mis queridos odiados padres, con las galletas asquerosas de mi madre, con sus pequeñas ventanas...en llamas. Ardiente.

Sentí como mis ojos se abrían a mas no poder hasta el punto de doler, cómo los gritos desesperados desgarraban mi garganta y cómo caía de nuevo por que mis piernas no me sostenían.

Mi vida había sido destrozada en pedazos rápidamente.

Y se iba de mis manos como agua.

De mi casa salía una pequeña figura, se acercó con pasos lentos hacía mí. A pocos centímetros se detuvo. Era una niña, la recuerdo, su madre la había regañado por que me hecho una mirada rápida.

De sus ojos salía sangre y en su barbilla tenía una marca al parecer hecha con un cuchillo "(:" una carita felíz era.

-Él me lo dio para usted.

Me entregó una paleta marca Funlocks.

Y sin pensarlo, empezó a arder en llamas, sus gritos pidiendo ayuda terminaron por cortar el último hilo de cordura que quedaba en mí.

-¡¡Ayúdame por favor!! ¡¡AYUDAAA!!

Estire mi mano hacía su dirección, como si aquello pudiera salvarla de morir así.

Cayó al suelo antes de poder hacerlo.

En sus últimos momentos comenzó a reír.

-Lo hizo por ti -un susurro salió del tronar de su piel con el fuego.

Recordé lo que hacía Finn cada vez qué me sentía inútil. Tomaba mi cabeza con cuidado y acariciaba lentamente mi cabello, de sus labios salían dulces palabras hasta que me sintiera mejor.

Pero todo eso se quedó ahí, quemandose y pudriéndose junto todo aquello.

O no.

No lo sabía.

El aroma de gente muriendo me sofocaba, y las respiraciones pasarían a ser violenta tos. Mi organismo trataba de sacar inútilmente toda la mierda que llevaba dentro.

-Finn -hablé entre tocidos.

Recordé sus ojos.

-Finn...

Recordé cada caricia y cada beso que me dedicó.

-Finn, Finn...por favor.

Recordé cuándo tomaba mis manos.

-Finn por favor.

Recordé todas esas veces que reí con él.

-No...

Recordé todas las veces que cuidó de mí.

-No...- la palabra quedó volando al viento, por que poco a poco perdía la conciencia, empezando por tirarme a llorar al piso ardiente y con cenizas.

Recordé cuándo me enamoré de él.

-¡No me dejes sólo!...

Y creí que moriría estando sólo.

Pero no.

Tomaron mi cabeza y con cuidado besaron mis labios, moviendo sus labios delicadamente y al mismo tiempo dándome el aire puro que tanto necesitaba.

Poco a poco empecé a incorporarme y mis lágrimas regresaron a su lugar en cuánto vi quien tenía frente a mí.

Era Finn, estaba sudorosos y estaba lleno de cenizas, en su mano reposaba su máscara.

Ya no me importaba que fuera un asesino, ya no, cómo podía decirle eso a alguien que amaba más que a todo.

Sin pensarlo demasiado me lancé a sus brazos con desesperación, lo miré a sus ojos, estaban brillantes, sus labios estaban en una dulce sonrisa.

-Marsh...

Y lo besé.

Pronto dejó de arder Laneville.

Y sólo existiamos Finn y yo.

Y nos separamos.

Sus dos manos tomaron mi cintura y me levantaron del sofocante suelo. Pronto sentí el mango de lo que creí era un cuchillo, Finn me abrazó con fuerza, saliendo de él un pequeño gemido y un leve beso en los labios.

Sentí como cada gota de sangre me atravesaba.

Sentí como caímos de nuevo al suelo. Y yo con desesperación quitaba el cuchillo que se mantenía reposado justo en su pecho. Como la sangre manchaba todo a su paso, incluyéndome.

Grité y sólo a su pasó quedaba el eco.

No volvió a abrir sus ojos.

Las lágrimas surcaban mi rostro y terminaban en el de Finn, que estaba frío y sin expresión.

Pronto amaneció.

Mire los colores del cielo. Azul marino con toques mal dados de blanco, tan hermoso, tan hipnótico.

-Vamos, vamos, vuelve, vuelve con tu mamá.
Vamos vamos vuelve vuelve con tu papá.
Vamos vamos con tu hermana.
Toma sus manos y vuelve a dormir.-canté silencioso mientras acariciaba el cabello de Finn.

Un gran aleteo me hizo mirar al horizonte.

Todas las casas, edificios, jardines, autos, cuerpos se desvanecian en forma de mariposas negras y grises.

El fuego había cesado.

Y miré como la cabeza de Finn empezaba a desvanecerse en forma de mariposas azules. Todas ellas revolvieron mi rostro y mi cabello. Pronto me sentí mejor.

Era Finn...Todas aquellas mariposas azules eran él y todas las demás eran el pueblo de Laneville.

Disfrutaban y jugaban entre ellas, todas subiendo hacía la bóveda azul, tan hermosa.

Y mire mis manos.

Una mariposa amarilla salió de mi palma.

En poco tiempo todo mi ser se estaba convirtiendo en mariposas, que se unían junto a las azules, volvía a estar de nuevo con él.

Sonreí y estire mis manos.

Lo último que terminó en hacerse una mariposa fue mi ojo derecho.

Finn caminaba hacía el cielo y extendió una mano hacía mí, a un lado estaban sus perros. Tenía una sonrisa tierna e inocente.

La tomé.

Se sentía tan bien.

Se sentía como...estar libre.

Por fín.

Después de tanto tiempo eramos libres del mundo.

Eramos nuestros.

Infinitos.