Historias De Amor Cortas

Bouquet of flowers

-Un ramo de flores por favor-
-¿¿Quien es la afortunada???- Me pregunto mi acompañante con un tono burlón, le encantaba molestarme con esas cosas
-Muy pronto lo sabrás. ¡Por ahora es un secreto!- Debía ser un secreto, ella conocía muy bien a la persona especial para la cual eran las flores
-¿Sabes que no parare hasta que me digas verdad?- Me lo suponía, ella es tan curiosa…
-Tranquila, tengo intenciones de decírselo hoy- puso una cara de sorprendida y enseguida trato de salir de la tienda – tu vienes conmigo- dije mientras la agarraba de la mochila
-¡Pero va a ser una situación incómoda!- La verdad tenía razón pero la necesitaba hay
-Gracias señor- Era un ramo de rosas azules, sus favoritas, la conocía desde que tengo memoria, fuimos juntos al jardín de infantes y habíamos seguido juntos hasta secundaria, mañana nos graduaremos e iremos a diferentes universidades. Quiero decirle lo que siento desde 4 de primaria antes de que sea demasiado tarde, no sé si será correspondido o no… pero solo quiero que lo sepa
-La iremos a buscar a su casa ¿verdad? ¿Donde vive?-
-Vive en nuestra misma calle- Lo dije con un tono un poco cortante, no quería que ella adivinara de quien se trataba. Faltaba una manzana para llegar a su casa
- ¿Es linda?
-Hermosísima, la persona más hermosa dulce y tierna que he conocido en toda mi vida- Acabábamos de pasar mi casa, ya estábamos cerca
-Wow nunca creí que dirías algo tan cursi- Dijo mientras se reía – ¿Porque te paras? ¿No es más adelante? No me digas que el valor se esfumo
-No, esta es la casa- Me gire lentamente para mirarla a los ojos
-Pero esta es mi ca…-
-Emily- la interrumpí – hemos estado juntos desde que tengo memoria, siempre me ha encantado tu forma de ser, hace ya unos cuantos años me di cuenta de que te quería para toda la vida junto a mí, pero no como simples amigos, sino como algo más. Te amo Emily- Sinceramente no creí que pudiera decir todo eso, fue muy diferente de lo que tenía pensado decirle pero supongo que algo es algo, por lo menos pude transmitir el mensaje.
Ella corrió a abrazarme –Yo también te amo tonto, estuve esperando toda mi vida a que me lo digieras- estaba llorando, pero tenía la sonrisa más hermosa del mundo, esa sonrisa tan cálida que me hacia recordar los viejos tiempos. Sentí un alivio grandísimo y una felicidad mucho más grande cuando escuche esa respuesta.