Capítulo 1

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Dudé una vez más sobre lo que hacía, pero finalmente lo hice.

Llevé aquella jeringa a mi brazo y la inyecté en él. ¿Dolor? Para nada. ¿Satisfacción? Un poco.

Aquella adrenalina llegó a mí, vi como Jerad hacía lo mismo. Ambos estábamos perdidos en un mundo donde no tomábamos la iniciativa de huir.

Tomé un poco de alcohol que tenía en la mesa y seguí abrazando a Jared.

Jared ha sido un gran compañero, aquel confidente que toda mujer quiere querer, pero en éste caso, es mi novio rebelde.
Me llevó a las drogas y esa fue nuestra perdición.

—Tengo que irme bebé.—Besó mis labios y se levantó. —Deja para después.—Dijo señalando las jeringas sobre la mesa.

Reí a lo bajo mientras observaba como Jared se iba, escuché la puerta cerrarse y luego cerré mis ojos.

No sabía cuánto tiempo había pasado.

Un largo chillido me hizo volver abrir los ojos, escuché un gran frenazo de un automóvil, gritos y un gran golpe.

Me alarmé y con mi alma perdida drogada prendí la tv. Puse las noticias y ahí estaba, en primera plana "Joven muere atropellado, no ha sido reconocido, nos encontramos en la calle..." Cerré mis ojos con fuerza y apagué la tv.  Sabía que así no era de gran ayuda.

—Es solo producto de mi imaginación... —Me repetía una y otra vez, mientras rompía en llanto.

Con poca fuerza me levanté y fui a la puerta, gente por todos lados, patrullas y un par de ambulancias, mi mundo terminó de desmoronarse. Me aferré a la puerta con fuerza y partí en llanto.

Tenía que buscar la fuerza de seguir.

(...)

Nadie le lloró, solo era su acabado cuerpo y yo.
Dolía verlo ahí, solo y sin nadie a parte de mí. No habían palabras, no había lamentos.

Algunos celebraron. "Un joven mala conducta menos" fue uno de los comentarios que escuché. Jared había muerto a sus 20 años de edad.

Vi como su cuerpo quedaba bajo tonelada de tierra, lancé una última rosa roja, mi última razón de un poco de felicidad.

Ni Margaret, ni John estaban ahí, solo su espíritu y yo, mi pregunta fue...¿Cuando yo muera será igual? ¿Igual de solitario? ¿Será la felicidad para otros? ...
¿La tristeza para alguien?

Me levanté del duro suelo y sequé mis lágrimas, caminé a paso lento y me dirigí a casa.

Al entrar encontré a Margaret y John con una escena desagradable en el mueble, música y muchas botellas por todos lados.

—¿¡JARED MUERE HOY Y USTEDES SOLO FOLLAN COMO IDIOTAS!? ¡¿NO ESTUVIERON AHÍ, LOS NECESITÉ MAS QUE NUNCA Y NO ESTUVIERON!? —Estallé entre gritos y peleas.

—¿Terminaste? Quiero seguir con mi deliciosa tarde.—Dijo John besando los senos de Margaret.

No es la primera vez, pero aún así da asco.

Cerré muy fuerte la puerta y fui a mi habitación, ahí estaban dos mujeres, desnudas, en otra escena comprometedora.

—¡MALDITA SEA! ¡VAYANSE DE MI HABITACIÓN! —Grité.

Una de las chicas sacó sus manos de aquel cuerpo desnudo.

—¿Te nos quieres unir, preciosa?—Articuló, felizmente.

—¿¡UNIR!? ¡Fuera de mi habitación ahora!—Dije cerrando la puerta a mi espalda.

—Vamos pequeña. —La mujer suspiró y agarró sus senos.—Todo esto puede ser tuyo si lo deseas.—Dijo jugando con ellos.

Admito que son grandes senos.¡Que dices Martina!

—Cariño...¿Nos podrías dejar solas?.—Dijo la otra chica con la voz agitada.

Quité mi camisa mientras ellas seguían revolcándose.
Quité mis pantalones y me puse un vestido negro pegado a mi cuerpo.

—¡Ay Dios! ¡Que rico!—Dijo una de ellas justo cuando estaba por salir.

Asco.

—¡Aahh!—Fue un gritó que escuché cuando ya estaba bastante alejada de mi habitación.

¡Vaya que gritan!

Me regresé a mi cuarto en busca de mi celular, que por desgracia, había olvidado.

—Lesbianas... Bien... He visto todo su espectacular acto. —Dejé escapar mientras entraba nuevamente a mi habitación.

—No somos lesbianas.—Dijo la rubia.—De hecho, somos hermanastras. —Dijo la rojiza.

Abrí mi boca en una total "O".—¿¡Hermanastras!?—Grité.

—Si... Es lo mejor... La tengo cuando quiero y donde quiero. Nuestros padres no saben.—Dijo entre risas.

—Wow. Sorprendente... —Hice silencio cuando la puerta de mi habitación fue abierta. Nuevamente.

Margaret, desnuda junto a John.

—No sabía que estaban aquí... ¿Nos dejan la cama?.—Dijo John.

No respondí, solo caminé junto a las chicas desnudas, ellas por su parte y yo por la mía, caminé hacia la salida, observé detalladamente todo el lugar.

Olor a humo, botellas por todos lados, bolsas con hierbas, jeringas... Tantas cosas que son parte de mi vida.

Ver a mis "representantes" tener sexo frente a mí como si nada, entrar a mi habitación y que estén dos lesbianas... Corrección, dos hermanastras, teniendo sexo. ¿Es la vida que mis padres hubiese querido para mí? ¿Que hice mal?

Perdí a Jared, a esa única persona que me mantenía en pie.
¿Que hago aquí?

Lágrimas volvieron aparecer y tomé una gran decisión, en cuestión de segundos ya me encontraba por tercera vez en mi habitación.

Ignoré a Margaret y a John, quienes se habían quedado dormidos entre sabanas.

Busqué una maleta, metí toda prenda de ropa que vi, un par de zapatos, ropa intima y dos fotos, una de mi familia, de mi verdadera familia y una de Jared.

Busqué todo mi dinero en una gaveta y lo metí ahí mismo, busqué una hoja y un lápiz.

"No puedo seguir así, no soy nada en la vida. Me iré, no me esperen."

La dejé sobre la mesa y me dirigí a la puerta.

—¿A donde vas?—Me sorprendió una de las chicas con una pregunta.

Y ahí fue donde caí en la realidad. ¿A donde voy?

—A buscar un mejor futuro.—Bebí un vaso de agua, agarré las llaves junto a mi maleta y salí de casa.—Esta no es la vida que quiero para mi.

Iba ya casi por la carretera cuando la puerta fue abierta.—¡Espero volver a encontrarnos!

La última vez que fui feliz || Disponible en DreameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora