Las Gemelas Harrison

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Eran iguales, demasiado para la comodidad de uno. Una era como el espejo de la otra. Deborah y Hazel eran dos niñas rubias, albinas que si una pensaba en sentarse la otra la hacia al mismo tiempo, si una hablaba la otra hacia lo mismo y la misma palabra. Eran como dos robots, la misma persona partida en dos. Si golpeaba a una la otra también se movía por el golpe que le diste a la otra. Así eran ellas. 

Extrañas

Un día caminaban juntas de la mano por la carretera porque sus padres las habían dejado ahí, según ellas regresarían más tarde. Hazel y Deborah estaban cansadas y se acostaron en una roca cerca de allí. Cuando se levantan al mismo tiempo miran a su alrededor y se asustan al no ver a la otra a su lado. Miran a su alrededor y cada una ve un cuarto distinto. Se levantan de la cama y pueden ver a niñas y niños jugar en distintos lugares de esa extraña casa. Van hacia la entrada cruzando por un pasillo largo y llegan a la entrada viendo cada una un cartel distinto. 

Orfanatos distintos.

Las habían separado. Las lágrimas de las niñas comenzaron a caer por sus mejillas hasta que llegaron al piso y sintieron su cuerpo temblar. Comenzaron a caminar con toda la tranquilidad del mundo hacia un lugar en especifico pero esta vez cada una por su lado con mucha dificultad e incomodidad. El fuego comenzó a esparcirse mientras iban avanzando cada una por su lado. Las llamas del infierno iban a cada persona habitada en las casas experimentando un dolor extremo. Las niñas al salir por el otro lado de la casa después de ver todo un incendio comenzaron a saltar de emoción. 

31de Octubre de 1798:  una de las muertes más extrañas a más de 1200 niños y personas trabajadoras en dos distintos orfanatos de la ciudad. Las causas no se saben específicamente hasta ahora, porque no se sabe como el incendio fue ocasionado y las llamas del fuego como pudo haber causado tantos daños a los jóvenes que habitaban allí como para que simplemente quede una nube de cenizas de cadáveres. 

Ojala hubieran sabido antes que nunca hay que separar a...

Las gemelas Harrison.

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