Action Tales - Los Archivos de Casos de Batman

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Hice una promesa ante la tumba de mis padres: librar a esta ciudad de la maldad que les quitó la vida. Soy Bruce Wayne, filántropo multimillonario. De noche, los criminales, esos cobardes y supersticiosos, me llaman...  Batman!!

BATMAN: ARCHIVOS DE CASOS

por Varios Autores

Ilustración de portada por Caio Cacao.

Batman creado por Bob Kane

Era medianoche en Gotham. A las afueras de la ciudad estaba la mansión Wayne, donde Alfred Pennyworth no conseguía conciliar el sueño. Ser el mayordomo de Bruce Wayne era un trabajo agotador, y después de un largo día estaba visiblemente cansado, pero le pasaba muy de vez en cuando que le costaba dormir. Era en noches como ésta que abandonaba su cómoda cama e iba a aquel oscuro lugar que había bajo sus pies: la Batcueva.

"Bruce salió anoche" era lo que solía decir Alfred cuando alguien venía a hablar con Bruce a la mañana siguiente. "Estuvo ocupado anoche y está descansando. Venga más tarde, por favor". Ésta era una de esas noches en las que su "amo" había salido como Batman. A Alfred le gustaba pensar que, después de tantos años, ya estaba más que acostumbrado, pero la realidad es que había noches que realmente sentía temor por lo que le pudiese pasar. Era por eso que no podía dormir.

Después de descender por unas vertiginosas escaleras, Alfred llegó a la Batcueva. Se sentó frente a los monitores y casi por aburrimiento comenzó a toquetear los botones, buscando entre los archivos viejos casos del Hombre Murciélago. Uno de ellos estaba registrado como "Interrogatorio", y databa de cuando James Gordon todavía ejercía como Comisario de policía. Con curiosidad por saber de qué se trataba, Alfred comenzó a leer el documento...

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INTERROGATORIO por Igor Rodtem

—Muy bien, hagámoslo a su manera –dice el detective Harvey Bullock–. Veamos cómo lo hace él.

—Sé que no te parece correcto –responde el comisario Gordon–. Y que ni siquiera es del todo... legal. Pero no nos queda otra opción. Y soy yo quien toma las decisiones.

Jim Gordon y el detective Bullock observan, ocultos, a través del espejo-cristal de la sala de interrogatorios. Al otro lado, un tipo con la cabeza rapada y con múltiples tatuajes, y con cara de pocos amigos, permanece sentado ante una amplia mesa, con las manos esposadas, pero con una enorme y maliciosa sonrisa, desbordante de socarronería y malicia. La detective Renee Montoya, una de los mejores y más eficientes miembros del GCPD –departamento de policía de Gotham City– abandona la sala sin ocultar su enfado al no haber podido sacarle una confesión al detenido. Pasa en silencio junto a Gordon, cabizbaja y sin mirarle a la cara. Al igual que Bullock, no está totalmente de acuerdo con la decisión que ha tomado el comisario. Habría preferido que hubiesen sido ellos, el departamento de policía, quien hiciera confesar al detenido, y no haber tenido que recurrir a... otros medios.

El comisario sube a la azotea del edificio, acompañado de Bullock, y se dirige a hacia un potente foco que señala al cielo cubierto de Gotham. El foco llevaba encendido ya unos minutos, emitiendo una brillante y clara luz contra el fondo oscuro de las nubes tormentosas, y en su interior puede adivinarse una sombra oscura con forma de murciélago. Gordon echa un vistazo a la azotea y apaga el foco. Después dirige la vista hacia una zona de sombras.

—Es todo tuyo –dice, un tanto abatido. Un leve movimiento, apenas perceptible en la oscuridad, es la única respuesta que recibe.

La puerta de la sala de interrogatorios se abre lentamente y, antes de dejar ver quién está entrando, las luces de sala bajan de intensidad hasta un nivel mínimo, dejando la habitación en penumbras. El detenido hace una mueca, contrayendo el rostro, pero intenta permanecer tranquilo, mostrando su dureza. Ante él aparece una enorme sombra. El vigilante conocido como Batman toma asiento en frente del preso. Su contorno se confunde con las sombras de la sala, creando un efecto un tanto tenebroso. Cualquiera que fuese culpable de algún delito se sentiría completamente asustado ante tal situación, pero el detenido, de alguna manera, consigue mantener el tipo.

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