¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
~•~
La vida en el circo, para muchos aquellos que asistían a los shows, debía ser completamente relajada o divertida.
Para Byun Baekhyun los circos eran patéticos, sin sentido y gracia. La gente que asistía le parecía tonta y las personas que trabajaban allí no eran más que basura.
De alguna o de otra manera, terminó siendo arrastrado por su hermana menor a uno de esos shows, y como tenía previsto, lo odió. Lo odio tanto que estuvo apunto de gritar de la desesperación, pero no lo hizo.
No lo hizo porque en el momento en el cual creía no podía sufrir más, apareció en el centro de la carpa un muchachito con aspecto delicado, quien hacía de la gimnasia un arte maravilloso.
Con el aliento contenido, sus ojos no se despegaron de aquel menudo cuerpo danzando entre una fina tela púrpura.
— ¿Baekkie? — La suave voz de Yerin hace que salga de su trance y carraspeando, baja la cabeza. — ¿Te sucede algo?
— Nada.
La niña parece ignorar su actitud otra vez y Baekhyun vuelve a observar con ojos penetrantes al muchacho. Sin embargo y muy a su pesar, la función termina con el acto de él y la luz verde le señala la salida. Levantándose, sacude su lujoso abrigo café y extiende su mano a la pequeña niña, quien gustosa envuelve sus dedos en los de él y caminan con aires superficiales por el pasillo rodeado de tela roja.
Llegando a la entrada, el rubio se detiene frente al hombre viejo vestido de negro.
