Segunda parte.

1.2K 265 177
                                    

El circo se había marchado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




El circo se había marchado.

Pero LuHan no.

Para su sorpresa, descubrió que el muchacho se unía al circo sólo cuando éste tenía funciones en Seúl y sus alrededores. Así fue como descubrió que el castaño vivía en la misma ciudad que él.

Debió haber estado feliz. Claro que lo estaba. Pero no salió como había planeado, después de todo LuHan no parecía tener una mejor vida de la que tenía en el circo.

Vivía en una casita pequeña, y trabajaba como profesor para niños con problemas especiales.

Aún así, sucumbió a sus deseos y terminó visitando al gimnasta más de lo necesario. Invitándolo a comer a lugar escondidos y donde nadie le conociera, muchas otras veces dejando regalos caros para él y en algunos casos, robándole besos inocentes, besos que el otro chico no evitaba ni evadía.

Sabía que también se sentía atraído por él, Baekhyun está muy seguro de eso. Pero su padre comenzaba a sospechar de sus salidas inesperadas y el como lucía más que preocupado por alguien que no fuera él mismo.

Consciente de las sospechas que comienza a tener su familia de su vida personal, Baekhyun toma la descabellada idea de evitar al castaño, pero a la vez, se siente incapaz de poder hacerlo.

Así que, sin consultarlo con LuHan, toma la decisión más complicada que ha podido cruzarle por la mente.

Era necesario. Piensa.

~•~

Estacionándose enfrente de la casa del castaño, hace una seña con la mano a forma de saludo cuando lo ve salir, mirándolo con una enorme sonrisa en el rostro.

— Hola, Baek. — se acerca a su rostro, tomando su mejilla y besando castamente sus labios. — ¿Cómo estuvo tu día? — pregunta, abrochándose el cinturón de seguridad.

— Como todos los demás, Lu, malditamente aburrido.

— No deberías quejarte tanto. — lo reprende. — solo piensa en todo lo que tienes gracias al trabajo que realizas. — sonríe. — Ahora, dime, ¿A dónde iremos? Conozco un restaurante para camioneros a las afueras de la ciudad...

— No. — responde de manera tosca. — Hoy te llevaré a otro lugar. Pon la música que quieras.

El castaño no pregunta nada más y se inclina, conectando su celular al estéreo de Baekhyun. Inmediatamente, de las bocinas del coche comienzan a salir las melodiosas tonadas.

— Me lo imaginaba. — ríe. — No serías tú sin la música clásica. ¿A quién escuchamos ahora?

— Chopin, Waltz número catorce, en E minor.

Circus boy • LuBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora