Querida mía.
Estoy asustado, estoy temblando, estoy pidiendo que todo acabe ya.
Vivimos en un mundo en que no podemos estar juntos. Vivimos rodeados de odio, de dolor, de rencores; Vivo cada día pensando que he hecho mal al amarte o incluso que sería de mí si el mundo supiera el amor que guardo hacia ti.
Sí, es verdad, estoy comprometido. Estoy besando otros labios, estoy yendo cada noche a la cama con aquella piel negra que se funde con la mía pero en aquellos momentos sólo puedo pensar en tu blanca piel, en tus ojos azules y en tus labios rosados.
¿Es un pecado amar como yo te amo?
Recuerdo la primera vez que te vi, dicen que el amor a primera vista te dice que esa persona es la indicada pero, irónicamente, te vi y no sentí nada. Sólo curiosidad por conocerte, por saber quién eras, de dónde venías y a dónde ibas. Sólo eso.
Pasamos juntos detrás de esas cortinas del teatro toda la noche. Te veía actuar a aquella majestuosa reina, yo era tu fiel súbdito y te obedecía a cualquier orden o capricho que dieras. No importará que fuera, yo lo cumplía.
No sé qué sucedió, pero durante esas semanas, esos meses a tu lado, tu sonrisa me cautivo, tus ojos se grabaron en mi mente. Tu bello cuerpo me hacía sentir este deseo que no debía tener hacía a ti. Caí más y más ante ti hasta que finalmente me enamore. Los días pasaron y ahora odio verte llegar todos los días al salón de ensayos porque sé que caeré un poco más por ti, porque amo ver como entras con esa sonrisa radiante y saludas a todos, porque no quiero enamorarme más de ti. Porque quiero olvidarte.
Porque ya no puedo amarte.
No puedo sacarte de mi mente, te veo en todas partes y quiero gritar que te amo. Pero tengo miedo; en este mundo, en este tiempo, es horrible ver que alguien tan asqueroso como yo este enamorado de un ángel tan hermoso como tú.
No sé qué estoy escribiendo, no sé por dónde dirigir esta carta. Sólo estoy desesperado. Estoy sufriendo el peor de los males: "amor".
¡Duele mi pecho! ¡Duele como si nunca hubiera sufrido antes!
Te vi hoy hablar de "Él". Aquel que te hace sonreír, llorar, gritar, correr, reír... Aquel que puede amarte.
Sentí mi pecho estremecerse, mis piernas flaquearon, pero sólo te sonreí. Te dije que yo era feliz viéndote feliz.
Mentí.
Soy infeliz si no puedo tenerte, si nunca podré verte a mi lado. Temblaré sabiendo que alguien más te abraza y besa tus dulces suaves, mientras te susurra con amor cosas dulces. Lloraré pensando en lo cobarde que fui al no confesarte nada.
Pero es lo correcto, ¿Cierto?
Esta es mi despedida, mi amada.
Estoy al borde del precipicio, llorando lágrimas de dolor y amargura que se producen al saber que nunca sabrás nada. Que nunca serás mía por mucho que lo anhele.
Este es mi final.
Por favor, se feliz como yo nunca podré hacerte ni serlo. Sonríe todos los días de tu vida y vive hasta el último día de los tuyos como si fuera el mejor. Hazlo por mí.
Me he dado cuenta que los finales felices no existen para algunas personas como yo. Puedo soportarlo, si tu partida no me asesinó esto tampoco lo hará.
Te amo como nunca amaré a nadie más.
Atte. Aquel a quien nunca amarás.
"Y escribiendo aquello ultimo tomó la carta y la encendió en una llama de fuego que convirtió el papel en cenizas que ella nunca podría leer"
Fin.