¿Por qué?

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Adrien subió a la limusina, iba alegre pues no sabía que existían personas tan amables como la señora Sabine. Y tampoco sabía que las niñas no eran tan malas como él veía en las caricaturas.

Escondió sus galletas, Nathalie no le dejaba comer algo que no fuera parte de su dieta. Si, con solo 5 años de edad y el ojiverde llevaba una estricta dieta. El niño a su corta edad era modelo.

Erá época invernal, todos tenían suéteres y bufandas acojedoras. El niño observaba a las familias felices, soñando con tener una igual algún día.

El rocorrido fue corto, se bajó con sus galletas escondidas en su mochila. Y con la cabeza abajo entró a la mansión.

-Adrien, te he dicho que tienes prohibido salir. Te aseguro que esta vez no volverás a salir- dijo Gabriel.

El niño subió a su habitación, se tiró en la cama y sacó esa cajita.

-¿Por qué mi padre no me deja salir? Yo solo quiero ser un niño normal- comia una galleta mientras lagrimas caían de esas esmeraldas cristalinas.  Pensaba en muchas cosas, pero una sola era la que le importaba ¿Cómo vería a Marinette mañana? Una vez que terminó sus galletas, guardó la cajita dónde Nathalie no pudiera encontrarla. Luego de cepillar sus dientes fue a dormir.
*****

La alarma sonó, dando a entender al niño que Nathalie subiría para darle su nueva agenda. Y esta vez tenía un plan para salir sin ser visto.

Eran las 9:00 a.m. y aunque era sábado, para Adrien era igual, siempre tendría una agenda muy apretada.

Una vez que el niño se arregló, tomó las cosas que probablemente necesitaría, las más pequeñas laa guardó en la cajita que Sabine le había dado, y el resto lo guardó en su mochila.

-Adrien, ¿Estás listo?- Detrás de la puerta la voz de Nathalie se escuchaba.

Adrien, sin responder pero muy alegre abrió la puerta esperando sus deberes, si tenía suerte y como él lo había planeado, todo saldría perfecto. Para tener 5 años era muy inteligente.

-Adrien, hoy tu padre ha organizado una sesión de fotos para tí. Tu padre ha dicho que desayunaras y... ¿Eso es chocolate?- Nathalie miró la mejilla del niño, había una mancha de chocolate que el ojiverde olvidó limpiar.

-Em, ah. N-no- el niño estaba nervioso -Es pintura, e-estaba haciendole un..  ¡Un dibujo! Si, eso, a papá- dijo el niño.

-Esta bien, vamos limpia eso y vamos. Tu padre no quiere que llegues tarde- La dama se retiró. Adrien aliviado sonrió, no pensó que Nathalie esta vez si le creyera. Aún con esa tierna sonrisa lavó su cara y bajó con sus cosas para desayunar y ejecutar su plan.

-Adrien, no necesitas mochila- Nathalie tomó la mochila de Adrien, dispuesta a guardarla.

-¡No! ¡No toques mis cosas!- Nathalie estaba sorprendida, esa actitud no era propia de Adrien. - E-es decir, La necesito, llevo las cosas que mamá me regaló- dijo Adrien cuando se dió cuenta de su actitud.

Nathalie la dejó donde estaba y después de un rato ambos se fueron a la limusina.
***

Llegarón al hotel Grand Paris desde la suite más lujosa tomarían la sesión.

-"Creo que es hora"- el niño pensó y cuidadosamente se retiró mientras Nathalie hablaba con el fotografo.

Al llegar a la puerta, se aseguró de que el chofer de la limusina no estuviera, una vez seguro salió corriendo rumbo al parque.
****

-Y-y si... Tal vez no viene- la azebache se preguntaba a si misma, al notar que Adrien aún no había llegado. Llevaba 30 minutos esperendo y estaba comenzando a desilucionarse.

Se sentó en la misma banca de ayer, balanceando sus piesitos, mientras tarareaba una canción.

-Tienes una voz muy bonita- Marinette giró su cabeza y ahí vio a un rubio agitado, con sus mejillas ruborizadas por el calor que emanaba su cuerpo. -¿Quieres comer algo? ¿Cómo están tus rodillas?- él se acercó lo suficiente para ver a una Marinette sonrojada y a sus bellos ojos azules.

-E-estoy me-jor gr-acias...- ella intentaba no tartamudear tanto.

-¿Por qué tienes tus mejillas rojas? ¿Te sientes bien? ¿Estás enferma?- se acercó más al rostro de la niña ruborizada, ella se ruborizó más.

-N-no... N-no est-toy enferma- ella sentía sus mejillas arder, no sabía porque le pasaba esto, ¿que era lo que sentía en su corazón? ¿Por qué latía tan rápido? ¿Que trataba de hacer Adrien?

-¿Estás segura? tu mejillas están más rojas, ven se de algo que te hará sentir mejor... Yo no lo he probado pero en los libros siempre que una niña está enferma o triste, el niño le compra un helado muuuy grande- se alejó de ella, y extendió sus brazos al momento de explicar el gran tamaño del helado que él quería comprarle, dándole una visión tierna.
La volvió a ver y sus mejillas estaban menos rojas, ¿Acaso se ponían rojas cuando él se acercaba?

-Tus mejillas ya no estan rojas- puso una mano en su mentón para pensar y luego se volvió a acercar al rostro de la ojiazul para ver como al instante las mejillas de esta se tornaban de un color rojizo. -¿Por que se ponen rojas cuando me acerco?- dijo el niño volviendo a alejarse. -Bueno vamos por tu helado, dicen que el de chocolate sabe bien ¿Cómo es un helado?- La tomó de la mano y comenzó a caminar...

-Ven, vamos por aquí- Marinette, ella lo llevó tras ella sin soltar su mano.

-"¿Por qué me siento tan raro?"- pensó Adrien. Observando su mano entrelazada con la de ella.

-Aquí es, eso es un helado- la peliazul señaló la copa con helado de chocolate.

-Bien vamos..- Marinette no lo siguió.

-No tengo dinero... Solo quería mostrarte que era un helado- ella le sonrió tiernamente.

-Ven, yo quiero compartir con mi mejor amiga un graaaan helado con galletas, como ese- señaló una gran copa de helado, con tres sabores distintos y galletas de chocolate a las orillas, y en el helado crema vatida con chispas de colores y una gran cereza en el centro.

Adrien tomó la mano de la pequeña y la condujo a una mesa dónde las personas observaban la tierna escena de los niños, un rubio con una sonrisa enorme y una peliazul muy sonrojada

-¿M-Marinette?-

Amor de Niños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora