Llegué a mi antigua escuela, para visitar a mis mejores amigos, Alex y Catalina, nos conocemos desde los 8 años, tenemos mucha historia juntos. Al llega entré por el umbral saludé al rector de la escuela el cual me respondió con un cálido abrazo, todos me conocen en este lugar, desde los 7 años que estudié aquí , ahora a mis 15 años, me siento arrepentida de haber dejado este precioso lugar.
Subí rápidamente las escaleras, muy emocionada por ver a mis chicos, cuando llegué a la planta de su sala, noté que algunos chicos de mi ex-curso estaban asomados por el balcón, otros sentados en las esquinas, pero, no logré divisar a mis chicos, así que decidí entrar a su sala, realmente me sentí como en casa.
De la nada escucho como alguien grita mi nombre, me giré me encuentro con Alex y Catalina saltando a mis brazos -¡Sofía! O por dios hace siglos que no te veo!- me dijo Catalina -si, cuanto has envejecido!- añadió Alex - chicos! los vi el fin de semana, no exageren- dije entre risas.
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En el lapso que mis amigos y yo charlábamos sobre mi nueva escuela, algunos chicos se acercaron a saludarme, en eso comencé a pasear mi vista por la sala, habían bastantes rostros nuevos, entre ellos un chico de gafas negras, que me miraba como se le mira a un microbio en clases de biología, sus ojos plasmados en mi, como si fuera un fantasma. -¿Qué rayos este tipo?-pensé, igual está lindo, a pesar que me mire como un bicho raro.
