Prologo 1 de 3

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Una historia de pequeños: Visión de "Robert McKenny"

Cuando mi nieto tenia 8 años, lo lleve a un parque no muy lejos de la casa de mi hijo, el solo se entretenía pero parecía que tenia un amigo imaginario, por lo que la curiosidad me invadió y pregunte por el.

Andy -interesado le pregunte– ¿Con quien juegas?

–A lo cual me respondió sin dejar de jugar– Con mi amiga, abue.

Al confirmar mis pensamientos dude en preguntar, pero finalmente sucumbí a mi fuerte curiosidad.

Y... ¿Cómo es ella? –pregunte vacilando– ósea... me refiero a que tu la conoces mas que yo y además juegas con ella... –aun nervioso por la venidera respuesta–

–Me miro con cierta extrañeza– bueno, es simpática y le gusta volar –mientras simulaba un vuelo con las manos– pero ahora que lo preguntas, es mas como un hada –termina sonriendo–

En ese momento me preocupe un poco, pero ya que era un niño no le di mucha importancia.

Ya sabes los niños son proactivos cuando crezca lo va a olvidar– me dije para mi mismo y así deje de lado mi sentimiento de miedo.

(Pero ese fue mi error)

Luego de unos 10 minutos me estaba preparando para volver a la casa de mi hijo, y en ese instante fue cuando sucedió.

Observaba como hablaba con su amiga, pero se sentía extraño, se veía incomodo mientras hablaba así que intente escuchar.

No! –grito con cierta tristeza– No le puedes hacer eso, es mi abuelo... no ha hecho nada malo!

Escuchar eso despertó mi anterior miedo el cual solo había olvidado instantes atrás.

Si quieres hacerlo... entonces... entonces juega conmigo! –le respondió con un poco de miedo en su voz, pero manteniendo su postura con sus pequeños brazos abiertos y mirando hacia un lado–.

Escuchar juego me tranquilizo, pero en ese momento sentí como si toda tranquilidad, belleza y paz del mundo era borrada, mientras veía a Andrew cayendo de espaldas, sentía como si todo el color del mundo era extraído, excepto... el de mi nieto.

En el momento que toco el piso lleno de hojas corrí precipitadamente hacia el, como si mi vida dependiera de ello, al llegar a el lo tome de la cabeza y rápidamente comprobaba sus signos vitales sin poder sentirlos, por lo cual recé para que no los haya perdido.

Andy! Andrew! –Jadeando gritaba sin ninguna respuesta de mi nieto, en ese momento reaccioné y con mis desgastados músculos lo tomé– tengo que llevarlo al hospital!

Pero ignorando mi propio pensamiento, lo lleve lo mas rápido que pude a la casa de mi hijo.

Dave! Janis! –Entre pateando la puerta con fuerza y gritando–

¿Qué pasa papá? ¿Porqué tanto escandalo? –Me respondió mi hijo serenamente mientras se iba acercando a la puerta principal–

Al momento en que vio a Andrew en mis brazos corrió hacia mí.

¿Que le paso? ¿¡Papá que paso!? –Me decía con mucha angustia– Janis es nuestro hijo ven apresúrate!

–Como respondiendo a sus preguntas– Yo.. ¡Yo no lo se... Simplemente estaba jugando y ... de repente se desmayo! –Respondía desesperadamente sin entender claramente que había pasado antes– ¡Voy a buscar al doctor por favor... cuídenlo... vuelvo enseguida!

Y corrí al consultorio mas cercano por ayuda...


La leyenda de los DashasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora