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Ella estaba a punto de perder el conocimiento y él lo notó, tomó su rostro entre sus manos y le susurró: "Te amo, Rosie, te amo y por eso te daré nuestro último día, yo sé que deseabas que estemos juntos hasta el final. " Soltó una risa cínica.

La tomó una vez más en sus brazos mientras ella le susurraba: "Para, amor. Para." Escuchar la palabra Amor le volvía cada vez más loco. Su mano formó un puño y lo estrechó directamente en el perfecto rostro ensangrentado de la chica.

La chica cayó hacia atrás perdiendo el conocimiento y al tercer golpe que recibía su cabeza, también perdía la vida.

Él chico la miró a la cara, llena de sangre, sus ojos cerrados y su boca roja entreabierta. Le había prometido estar juntos hasta el último día, y lo cumplió. Sólo faltaba dar todo de sí, para cumplir aquella promesa.

Inmediatamente corrió hasta la habitación dónde durmió por mas de dos años con su novia, y abrió el cajón del tocador que tenía los maquillajes y algunas pertenencias de la fallecida.

Dentro de este, yacía un arma que su tío, el policía, le había regalado a sus 15 años, y aunque luego de los ataques de locura del chico su padre se la quitó por miedo a que acabase con su vida, con su mayoría de edad y sus problemas controlados por pastillas, el muchacho decidió mudarse, y claro que aquella pistola le pertenecía, así que la llevó junto a todas sus pertenencias al apartamento que luego de un tiempo compartió con la rubia muerta.

La tomó entre sus manos, amándola con la mirada, recordando aquel 12 de noviembre en el que su tío la puso en sus manos y le dijo "Feliz cumpleaños sobrino, espero que en unos años sigas mis pasos y te unas a los buenos."

Con el arma en manos caminó hasta el salón del apartamento, donde permanecía el cuerpo sin vida de la chica."Si lo haces rápido duele menos." Escuchaba en el silencio de la habitación.

"Yo di todo por nosotros, ahora sí que lo hemos dado todo, ambos cariño. La vida. Primero tu, ahora yo." la tomó en sus brazos, sentándose en el suelo con ella y acariciando su cabello."Realmente no quería hacerlo... Ya no hay forma de salvar la relación, me destruiste, nos destruiste... Pero te amo, y te prometo que estaremos juntos, siempre" Le susurró el chico mientras aquellas voces le rogaban que dispare.

Abrazo a la chica, presionándola contra su pecho, cerro los ojos y colocó el arma en su mentón, de manera que al disparar, la bala perforó desde la parte inferior de su mentón hasta la cúspide de su cabeza, dejando los dos cuerpos sin vida en el medio de su sala de estar.

El Último Día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora