Cuenta el narrador
Tenia una melena rojo fuego y pómulos altos, usaba tenis converse o, al menos, es de suponer que estaba usando zapatos.
Sobrepasaba a la mayoría de la gente. Y se negaba a llevar zapatos altos y cuando caminaba, Encogía los hombros y agachaba la cabeza.
No le gustaba y deseaba que la gente no se diera cuenta de su existencia.
Caminaba peculiarmente una tarde por el centro de new york, entumecido por el frío buscaba algo para calentarse.
Recordó ese pequeño coffeshop con la fachada de una floristería por la que había pasado hace unos cuantos minutos.
Dio la vuelta, algo confuso y con la mierda agachada continuo caminando, Iba lento y con las manos en sus bolsillos.
Veía a la gente pasar y no taba en cada una sus preocupaciones, aquellas que trataban de esconder, pero entre mas intentaban mas se notaba.
Llegaba a la cafetería en su entrada se detuvo a observar las marchitas flores que posaban en jarrones con tierra seca, levanto su mirada esperaba uno de los asientos en el centro del local, desde donde podría observar gran parte del lugar.
En una pequeña fracción de segundo marge lo miro como habría mirado a un desconocido, iba envuelta en un suéter morado, y su pelo rebelde, y purpura, estaba recogido de una trenza que caía sobre su hombro.
Marge sufrió un arrebato de cariño casi insoportable cuando noto que su hermano tenia una mirada de dolor
- que sucede - pregunto a carl algo preocupada
- nada - respondió sin alientos y cortando la conversación
Camino hacia el asiento que recién desocupo su hermana, dejándola allí con la duda, en su cara se notaba su preocupación por el, pero no se detuvo, pensó que era mejor dejarlo ahogar en su tristeza.
El mesero se le acerco con una enorme sonrisa en su cara, como si una bomba de felicidad estallara en su cara.
-buenas noches ¿Que deseas ordenar?- pregunto el joven mesero con su delantal un poco sucio y la carta en su mano izquierda
- un café caliente - respondió subiendo su mirada hacia el mesero
- algo mas - pregunto mientras anotaba la orden en su libreta con un curioso bolígrafo verde fosforescente.
- no gracias - y volvió a agachar su mirada.
De pronto, carl noto que un hombre de rostro extraño y curtido por la intemperie, sentado en la sombra cerca a la pared, podía hacer cosas muy extrañas con su lengua mientras vivía su café y tendía A silbar Mientras veía los coches pasar por la ventana. Tampoco parpadeaba mucho.
El mesero pasaba y entregaba los cafés mesa por mesa, y carl con sus ojos seguía sus movimiento, hasta que llego a su mesa y puso el café sobre esta, sus miradas se conectaron, y un estallido de miles de estrellas se veía en los ojos brillosos del mesero, carl sonrió ante su mirada.
- me gusta como me miras - dijo mientras sus mejillas se tornaban en tonos rosas mas fuertes uno tras otro.
- se siente personal, genuino y real - agrego.
Se sintió incomodo, indispuesto para abrirse, esperaba una oportunidad para expresarse, podía sentir el aroma de su colonia, y ver la timidez en su cara
- marcus - dijo el ocurrente mientras estrechaba su mano
- carl - contesto
El tiempo se detuvo a su alrededor, quito su mano y las junto bajo la mesa, sudaban y sus pies se entre cruzaban y sus cejas cayeron
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Anatomía De Un Homosexual
RomanceComo te hayas a ti mismo? Descubrir tu cuerpo tu sexualidad y tu verdadero tu no es facil, y menos para un homosexual...