¡No puedo creerlo!, ¿cómo terminé aceptando sin saber siquiera a dónde nos dirigíamos?. Ugh, aún así, ¿¡cómo demonios iba a imaginarme que me traería a una maldita carrera ilegal!?
Me escabullí entre la multitud de gente. Miraba con desespero a cada rincón del espacioso lugar, tratando de dar con Yangmi. No la veía por ningún lado y mi nerviosismo aunmentaba. Me sentía tan fuera de lugar. Sentía el fuerte olor a tabaco y cerveza entrar por mis fosas nasales, logrando que mi cabeza doliera. Seguía caminando y empujando por inercia a las personas hasta llegar a una barra de metal que dividía a la gente de la carretera, dónde una fila de autos y motocicletas se encontraban listos para hacer sonar los motores y comenzar la carrera. Abrí mis ojos a más no poder al ver a mi prima del otro lado. Un hombre de un metro ochenta pasaba uno de sus brazo por el hombro de ella y le hablaba al oído, mientras que Yangmi reía y le sonreía coquetamente.
Maldita Yangmi.
Un pitido ensordecedor me sacó de mis pensamientos, giré mi cabeza escuchando el gran bullicio de parte de la multitud, y al ver como los autos pasaban a la velocidad de la luz a pocos metros de mí dí pasos torpes hacia atrás, haciendo que mi espalda impactara contra el pecho de alguien. Me quedé quieta, con mis manos a la altura de mi torso y mi respiración entrecortada. Levanté mi cabeza y hubiera gritado si no fuera porque prácticamente ningún sonido salía de mi boca. Un chico de aproximadamente veintitantos años, con dos tatuajes debajo de sus ojos y cabello negro, me miraba con una sonrisa. Me sacaba unas tres cabezas y su piel era extremadamente pálida. Admito que me sentí intimidada de un momento a otro, pero cuando dejó de verme para concentrar su mirada en la carrera clandestina que se estaba realizando justo frente a nosotros el aire volvió a circular con normalidad por mis pulmones. Me alejé con lentitud, prestando atención a lo que sucedía.
Me encogí en mi lugar, viendo los autos pasar a toda velocidad por las vacías calles de Seúl. Miré por última vez a las personas a mi alrededor. Chaquetas de cuero, faldas y shorts cortos, cigarrillos, cerveza, tatuajes y piercings.
Definitivamente era la única decente aquí. Ví como una motocicleta Rouser tomaba una curva, acelerando y pasando entre los dos primeros, posicionándose en primer lugar en un pestañeo. Se deslizaba con rapidez y agilidad, como si lo hubiera hecho tantas veces. Cada vez se acercaba más a la meta, haciendo que la gente gritara emocionada y mis tímpanos se rompieran gracias a eso —no literalmente, pero casi—. Y sí, tal como había pensado, cruzó la meta.La multitud enloqueció y observé atenta a la persona montando la moto. Estacionó en medio y bajó de ésta, sus manos se dirigieron al casco y lo sacó de su cabeza, dejándome ver su cabello castaño y rostro. Una sonrisa de arrogancia adornaba su blanquecina cara, su flequillo caía por su frente, cubierta por una fina capa de sudor y su vestimenta era endemoniadamente sexy y masculina. Parecía de no más de veinte años, pero su cuerpo fornido y mandíbula bien marcada dejaban otro tipo de impresión a primera vista.
Varios cuerpos me empujaron para poder acercarse a él. Luego los empujones se volvieron más frecuentes, sintiendo como una avalancha de personas corren en mi dirección para saltar la valla metálica. Mi sistema entra en pánico y miro con desespero hacia todas partes, me ví obligada a saltarla antes de acabar en el suelo y pisoteada. Al pasar sobre ella trato de correr hacia el otro lado, pero los cuerpos me alcanzan casi al instante. Puedo sentir sus torsos chocar contra mi espalda, odiando por completo mi altura de hobbit en ese momento. Una ventisca gélida golpea contra mi rostro y me estremezco en mi lugar. De pronto, pierdo el equilibrio, cayendo bruscamente sobre el asfalto. Un leve chillido de dolor se escapa de mi garganta mientras observo como la gente por fin se tiran a un lado, evitando pasarme por encima. Aún así, nadie me ayuda o se detiene. Veo como un gran tumulto de gente rodea al chico y me quedo ahí, sentada en medio de la calle y fijando mi mirada sobre mi rodilla, la cual sangraba. Una mueca de dolor adornaba mi rostro. Tras soltar un suspiro de cansancio trato de levantarme, con una lentitud pasmosa gracias al dolor que mis piernas sentían.
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Clandestine Racing ✧ J. Jungkook
FanfictionEra prácticamente imposible para Sunhee pensar que en una monótona noche donde es obligada por su prima a ir con ella a un lugar completamente inimaginable, su vida cambiaría por una sola persona. Jeon Jungkook. Con un aura viril y personalidad intr...