Segunda parte

15 1 0
                                    

-ése es el terreno particular del señor Palmer-contestó la joven.

Tras atravesar la verja contemplamos los campos de calabazas, que parecían prolongarse hasta el infinito, por la colina y luego hacia abajo.Unas verdes y esbeltas plantas trepadoras se mecían sobre la tierras como largas sepientes.Más allá de las parras vi centenares de calabazas, de distintos tamaños y formas , semejantes a los globos de color naranja atados a tierra.

Unos espantapajáros sostenidos por elevados palos se inclinaban sobre las calabazas. No eran más que unos viejos abrigos rellenos de paja, pero de lejos parecian ancianos cansados sacudidos por el viento.

-Oye, Andrew-murmuró Mike apresurándose para no quedar reszagado-, hechemos un vistazo al campo particular de Palmer. Seguro que allí están las mejores calabazas.

-! Ni hablar!-contesté-procura no meternos en un problema,¿De acuerdo?

-!Cobarde¡-murmuró Mike entredientes.

No le hice caso. No me apeticía pelearme con él. Mis zapatillas deportivas raspaban la tierra mientras guiaba a Liz y a Mike hacia las las calabazas dispuestas en hileras.

Al obsevar la primera colina a travéz del resplandor del sol del atardecer, vi a dos chicos parados en la cima.

Al cabo de unos momentos descendieron la cuesta cargados con una enorme calabaza.

Mike solto una risotada.

-Mira a esos idiotas. Jamás lograran transportar esa calabaza hasta su casa.- se agachó y recogió del suelo una calabaza del tamaño de un balón de fútbol-¡Atrápala,Andrew!-gritó arrojándomela.

La calabaza pasó rozándome el hombro y aterrisó en el suelo.

-¡Demasiado madura!-comentó Mike echándose a reír.

Yo a mi vez le lancé una calabaza ,pero se agachó rápidamente.

-¡Has fallado,Andrew!-dijo soltando otra carcajada-¡Tienes peor punteria que una niña!

-¡Ojo Mike!-le advirtió Liz riendo-Ya te enseñare yo la punteria que tenemos las niñas!-acto seguido se agachó y recogió una calabaza medio podrida para lanzásela.

-¡Eh,basta ya!-gritó mamá- el señor Palmer los está mirando.

El señor Palmer salió de detrás de un espantapajáros. Abanzó hacía nosotros con cara (cara delevigne XD) con cara de pocos amigos. Pese el frío que hacía no llevaba campera. Vestía con un viejo mono de algodón y una camisa de franela naranja. Debajo de una gorra de beísbol del mismo color, con la visera hacias atrás asomaba su pelo grasiento que le llegaba hasta los hombros.

Lucía la barba más rara que jamás hubiese visto. Era anaranjada.

El señor Palmer sacudió la cabeza y nos observó fríamente con sus ojos negrios e inexpresivos.

Liz solto la calabaza que estaba a punto de lanzarme

-Estas calabazas estás demasiado maduras-dijo mamá estremesíendose-suban a la colina a aver si encuentran una mejor. Ya los alcanzaré.

Empezámos a caminar hacia la colina

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 19, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Hora de Las PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora