Capítulo dieciséis; "¿Tengo una hermana?"

17.3K 1.1K 69
                                    


Capítulo dieciséis; "¿Tengo una hermana?" Primera parte.

Mae se recostó sobre el sofá y dejo escapar un suspiro de sus labios que ni ella sabía que retenía, Oliver estaba en la casa de su madre ya que ella quería pasar mas tiempo "Abuela y nieto." así que se había ofrecido cuidarlo durante toda la tarde. La castaña recién llegaba a su casa cuando comenzó a sonar desconsideradamente el teléfono inalambrico, estiro la mano y lo coloco en alta voz.

-Hola, ¿Quién habla?- pregunto ella aun recostada en el sofá blanco con la vista clavada en el techo.

-Hija, soy tu padre.- respondió una voz que no escuchaba hace mucho tiempo, atraves de la línea telefónica, ella suspiro resignada, tendría que hablar con él.

-Hola papá, ¿Por qué me hablas?- pregunto ella bruscamente, pero sin perder la paciencia.

-¿Acaso no puedo llamar a mi hija?- sonaba levemente ofendido y dolido, Mae llevo la palma de sus manos a su frente, para masajearla con las yemas de sus dedos.

-Claro que puedes, solo que no me llamas desde que pude de New York, por lo tanto deduzco que me llamas o para preguntarme algo sobre Parker o para pedirme algo. 

-Te quiero en el café "Pabarotti", en veinte minutos, tengo que darte una noticia muy importante.- le ordeno su padre, para después colgar la llamada.

Mae se sentó de nuevo en el sofá y arrojo el teléfono inalambrico sobre la superficie de este, su cabeza le comenzo a dar vueltas, ¿Qué hacía su padre en Envasville?, ella rapidamente tomo su bolso nuevamente y agarro las llaves de su camioneta. Salío de la casa y subió a su camioneta y comenzo a conducir por las calles de Evansville. No sabía que hacía su padre allí y quería averiguarlo lo mas rápido posible, nada bueno se podía esperar de aquella visita sorpresa y Mae mejor que nadie lo sabía. 

....

Entro al café, inmediatamente se dirigió a la mesa donde un hombre de cabellos negros la esperaba observando una revista de deportes. Una vez que estuvo parada frente aquel hombre que le dio la vida, pudo notar como no estaba solo, estaba acompañado de la persona que menos quería ver en aquellos momentos... Dakota Green esta sentada a su lado tomando un café, para ser mas detallistas un cortado.

-¿Qué hace ella aquí?- pregunto ella haciendo énfasis en la palabra "ella" y señalando con su dedo indicé a aquella mujer de cabellos rubios y castaños. 

-Hola padre, ¿Cómo estas? Muy bien, gracias por preguntar.- hablo el sarcásticamente despegando la vista de la revista y dejándola a un lado. Mae tomo asiento.

-Hola.- saludo tímidamente Dakota, el cual saludo no fue correspondido por la castaña.

-Espero que sea importante y rápido lo que sea que me tengan que decir, tengo que organizar una fiesta de cumpleaños para mi hijo.- comento ella cansada de las miradas fugaces que se daban aquellas dos personas.

-Bien, tienes una hermana.- le soltó su padre sin previo aviso y sin delicadeza, ella quedo congelada en su asiento.

-¡Te acostaste con mi padre, hija de puta!- exclamo en un susurro Mae molesta, golpeando sus puños contra la mesa en forma de circunferencia, tratando de no llamar la atención de nadie.

-¡Claro que no, él es mi padre!- lo señalo Dakota.

Mae sintió como si su cabeza comenzara a hacer bombardeada por bombas, una tras otra , con rapidez. Ella no podía asimilar que tal vez Dakota era su hermana, pero eso explicaría muchas cosas, porque la quería defender de Agnes, aunque en aquel caso no tenía que defender nada ya que Mae no lo le creía ninguna de aquellas palabras.

-¿Tengo una hermana?

-Hija, déjame explicarte...- la voz gruesa  de su padre fue interrumpida por un vaso de agua helada el cual antes le pertenecía a Dakota, empapandole el rostro y una gran parte de su camisa favorita.

-¡No quiero que me expliques nada, maldito imbécil, engañaste a mamá mas años de los que ella pensaba! ¡Ojala te pudras en el infierno!- le grito furiosa Mae retirándose del establecimiento, con las miradas curiosas de todas las personas encima suyo. 

Mae salío furiosa del cafe y camino con paso rápido hasta su auto, una vez que estuvo frente a él pateo la rueda del auto con sus zapatos de deportes blancos con agujetas del mismo color, estaba furiosa, sentía como si agujas se clavaran en todo su cuerpo provocandole escalofríos por todo el mismo. Sintió como alguien le tocaba el hombro y volteo furiosa para ver como su jefe la veía con el entrecejo fruncido.

 -Sí, sigue golpeando la rueda así, se va averiar.- le recordó él y ella comenzó a maldecirlo mentalmente, no necesitaba clases de lo obvio.

-¿Qué quiere señor Collingwood?- pregunto ella calmando sus ganas de matar a cualquier persona que se cruzara en su camino, tal vez si se tratara de Dakota o su padre no soportaría aquellas ganas.

-Solo quería ver si se encontraba bien.- respondió él.

-Claro que se encuentra bien, ¿Por qué no lo estaría?- pregunto Dakota apareciendo de la nada, recargando la palma de su mano izquierda en el hombro derecho de él.

-Tu hija de tu....- antes de terminar su oración se abalanzo sobre ella.

Ambas cayeron al asfalto del estacionamiento del café, aunque Dakota se llevo peor parte ya que Mae cayo encima de ella. Antes de que Mae se diera cuenta su puño ya había sido estrellado contra su mandíbula y una pequeña parte de su labio, la cual enseguida comenzo a sangrar, Andrew sorprendido rapidamente sujeto a Mae de la cintura y la levanto del suelo ganándose un gruñido de ella, de la nada aparecio el padre de Mae y ayudo a Dakota a levantarse la cual estaba con la ropa sucia y con sangre en su labio inferior.

-¿¡Acaso estas loca!?- le pregunto retoricamente su padre viéndola de mala manera.

-¿¡Y acaso tu eres un ser sin sentimientos por acostarte con cuantas mujeres quisieras, sabiendo que tenías una perdidamente enamorada de tí!?- le grito ella en la cara.

Andrew sabía que no era una indirecta para él, pero le había dolido, él hombre frente a él miro estupefacto a su hija y se marcho. Mae se safo del agarre y recojo su bolso del suelo e una vez ya con el bolso de en su mano y con el coraje recorriendo todo su cuerpo, se despidió de el señor Collingwood y se marcho de aquel lugar. 

Su garganta estaba seca, tal vez de tanto gritar. Su corazón estaba comprimido en su pecho, tal vez de sentirse decepcionada aún mas del hombre que ayudo a que ella viniera al mundo. Su cabeza le dolía, tal vez por recibir demasiada información en un solo día. El semáforo de una de las calles que ella transitaba con el auto estaba en rojo, tal vez no tuvo que haberse pasado aquel "alto". El señor Collingwood tenía una sensación rara en la boca, tal vez no la tuvo que haber dejado ir en aquel estado.

Continuara..

-------------------------------------------

Corto pero interesante, perdón por la tardanza, es que estoy demasiado ocupada para subir tan seguido capítulos, falta poco para que esta novela termine y falta poco para que estrene las cinco novelas nuevas que pienso publicar en la estación verano en mi país (Argentina). 

¿Alguien mas vio las elecciones Estadounidenses? Me puse a pensar en la escuela, "Uno acá matándose para entender este problema de matemática, y en otro país planeando la tercera Guerra Mundial.", respeto si alguien apoyaba a Donald Trump, lo digo en serio.

El pequeño Oliver #1EPO © (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora