Capítulo único

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En aquella mansión, un pequeño chico trataba de despertar a dos muchachos arrinconados contra la pared encima de una gran y suave cama, que ridículamente parecía de príncipe de época

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En aquella mansión, un pequeño chico trataba de despertar a dos muchachos arrinconados contra la pared encima de una gran y suave cama, que ridículamente parecía de príncipe de época. Golpeó a uno primero con el dorso de un cuaderno para después patear la pierna del otro muchacho con molestia graciosa, puesto que le parecía demasiado ingenioso el ir a molestar a sus hermanos de esa manera.

Trata de no reír por lo insolente que ha sido en tratar así a sus dos hermanos, quienes solo bufaron y continuaron durmiendo. Kyungsoo no es de desaprovechar las oportunidades que tiene frente a sus ojos y menos le había temblado las manos cuando tomó la cuerda de las mochilas de los mayores para arrojárselas con tanto ahínco que creyó haber sentido el golpe.

«Enano, déjanos dormir» le habían murmurado entre dientes y sin embargo ambos se sentaron en el borde de la cama con saliva escurriéndose por la comisura de sus labios, con líneas amorfas calcadas en sus rostros por el efecto de dormir con telas enredadas y cabellos hechos un lío de ratas.

Se queda ahí observando en cómo aquellos dos se movían por la habitación con parsimonia y cansancio, porque hoy era el gran día en el cual ambos contraerían matrimonio y para Kyungsoo eso debería ser fantástico a pesar de que él debía encerrarse en su habitación y tratar de estudiar para su próximo trabajo.

Encerrarse en su delirio sólo porque las comprometidas de los mayores no querían al chico de ojos saltones presenciando la cena que se llevaría a cabo en el gran salón de su casa. Era una tremenda estupidez. Así que, con toda la normalidad del mundo y la paciencia necesaria, era él quien planchaba y acomodaba los trajes de sus hermanos pese a que estos ni siquiera osaban en atenderse así mismo porque obviamente no estaban de acuerdo en contraer matrimonio.

— ¡Santo cielos!

Uno de los mayores camina con pasos firmes y fuertes hacia la ventana, corrigiendo, hacia el gran ventanal que osaba decorarse con egocéntricas cortinas azules, y este no es más que desesperación acumulada. Kim Junmyeon, el primer hijo mayor, arremetía contra los cristales como si tuviera alguna clase de súper fuerza por la brutalidad de sus golpes.

—Oye, tranquilízate. Enfadarte de esa manera no hará que nuestro padre cambie de opinión.

— ¡Pero él nunca nos escucha, sólo hace lo que le conviene a pesar de que ambos le habíamos confesado sobre nuestra orientación!

Kyungsoo escucha atentamente la conversación de sus hermanos, acomodándose de piernas cruzadas y brazos en la misma posición sobre unos de los sillones felpudos. Puede ver la arrogancia dilatando los ojos de su otro hermano, Minseok, y la impotencia en el andar del más adulto, incluso percibía esa aura siniestra alrededor de ellos.

Ambos se hacían posibles preguntas de cómo escapar del matrimonio arreglado, respondiéndose luego de unos cuantos minutos que estaban jodidos. La familia Kim, la cual era la más reconocida en el ámbito empresarial e incluso del país, tenía esa tradición de arreglar matrimonios entre familias amigas desde la niñez; y los dos mayores nunca supieron de tal arreglo hasta hace apenas dos días atrás en donde encontraron llegar a dos señoritas de la nada.

En los zapatos de Cenicienta ✒ KaiSooWhere stories live. Discover now