Capitulo 1

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Estaba tratando de escapar lejos de todo, solo por una vez. Desde la ventana había un mundo lleno de lugares nuevos, gente diferente y a lo mejor un reino donde nadie la reconociera. Una lágrima se resbaló de sus ojos y suspiró. "Ojalá mis padres me amaran" era una frase que rondaba su cabeza una y otra vez, tratando de agobiarla. Luego, con fuerza y dolor bajó de la torre del castillo, evadió la guardia real impuesta por ella misma, y trepó las paredes para luego estar afuera en el bosque, corriendo hacia el camino principal. Estaba lista para caminar en él y si alguien viniera andando solo ocultaría el rostro que odiaba tanto como su soledad. Se dirigió con astucia y sonrisas quebradas a la cascada azul, en el reino azul evidentemente. Caminó para olvidar su reino sangriento, y vivir en la realidad de otro más apacible.

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Jaruma hablaba solo, como siempre se afrontaba con sus demonios en algún lugar de su cabeza y expresaba sus emociones, pero no había nadie que lo escuchara. En la cascada había una conversación monótona, Jaruma no sabía a donde más ir, su tiempo libre era aburrido y apacible como estresante. Se oyeron ruidos en los árboles, pisadas y el arrastre de una capa. Jaruma solo guardó silencio y sacó un cuchillo pequeño de su bolsillo para robarle a las personas que pasaban en el camino.

El chico tenía un sexto sentido para determinar la ubicación de alguien sin voltear, sus años de experiencia lo volvían una persona experta en su oficio. Las pisadas se acercaban con rapidez y Jaruma se ocultó para hacer válido el efecto sorpresa. De las rocas salió una mujer rubia, de ojos verdes y de tez morena, con inseguridad que quedó absorta al ver la cascada azul frente a ella. La chica se quitó la ropa y se bañó, Jaruma salió de su escondite y aprovechó que la chica estaba sumergida en el agua para hurgar en sus cosas. El joven encontró una capa verde con hilos de oro, seda y cosas valiosísimas, guardó el cuchillo en seguida, no era cualquier persona la que estaba en el agua, era una mujer realmente rica, Jaruma se había sacado la lotería.

La chica salió del agua y se vistió, el ladrón observaba todo desde una roca alta y esperó a seguirla.


La chica sintió una mirada penetrante, se sintió tan incomoda que prefirió llegar lo más rápido al pueblo más cercano. En medio de su huida escuchaba como había un silencio enorme, que ensordecían sus oídos. Ella empezó a creer que alguien si la estaba siguiendo y muy probablemente no eran las mejores intenciones, podía sentir como exhalaban los árboles y como un cuchillo chato le amenazaba en la columna.


-¿Que hace usted en tierra extranjera? - la princesa se asustó, alguien la había visto salir del castillo. Jaruma sabía que ella podría ser de la realeza, y si era del reino verde podría chantajearla con denunciarla ante la corte verde.

- Las princesas ni saben mentir, ¿Qué se siente tener todo Princesita? . Tú no eres una campesina, venga, ¡Enséñame las palmas! - La princesa empezó a asustarse, entonces pensó en golpearlo y salir huyendo, pero Jaruma tenía reflejos impresionantes y la tomó por el antebrazo y le hizo una llave que podía torcerle el brazo. Ella chilló y Jaruma pudo ver sus palmas, estas tenían una marca de un triangulo, simbolizaba diferencia, no de la buena, sino deshonra.


Ella era Vasti, la hija del rey Hako. El que había extinguido la única tribu que existía, explotando sus tierras y a su gente. La princesa era la segunda hija, su hermano Dimas era el favorito en la corte, tenía educación y sus propuestas para el reino verde eran escuchadas. Vasti había tenido serios problemas con la corte, y esta le impuso una marca para denotar que era un oleigri albergarla en culquier reino, o podría salirse de control.

Jaruma estaba fascinado, jamás volvería a robar gracias a la joyita que vino sola a él. Le mostró amabilidad, y Vasti empezó a desconfiar de eso, pero no podía hacer nada, él era el único que sabía que había huído, necesitaba su silencio o podrían castigarla. Vasti rogó por su vida y el ladrón la escuchó.


-Si me llevas a mi reino a la mañana siguiente, sin que nadie me vea, te traeré dinero. Eso es lo que quieres, mucho dinero-Jaruma se negó y pidió mucho más que dinero, le pidió también que cuando ella regresará al castillo, le diera su capa. Vasti aceptó.

Jaruma le ensució la cara con lodo para que nadie la reconociera. Durmieron atrás de una taberna, dónde había ladrones y prostitutas. Sólo había una cama en su recámara, pero Jaruma no tenía intención de dormir con Vasti, tenían un trato muy claro, aparte no le hacía tanto gusto ayudarla, la odiaba, pero necesitaba el dinero para largarse de la miseria, y la capa le iba a ayudar a joder a alguien más en su camino de ida.

El chico se fue a velar que nadie entrará a la habitación, pero no resistió despierto y después de media hora se quedó profundamente dormido.






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