Capítulo 3: Él

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Es miércoles por la mañana y yo estoy en un estado de nervios muy grande, son las seis de la mañana y debo prepararme lo mejor posible ya que hoy veré a David por primera vez en clase. Me siento muy emocionada pero siento mucho miedo a la vez. Tengo miedo a como podría actuar al verme allí , ¿me hablará? ¿le podrá avergonzar que lo vean conmigo? Entiendo que soy algo rara en muchos sentidos, que no tengo amigos y que se le es muy difícil a las personas entenderme, pero aún así...
Me arreglo las cosas para el baño y me llevo lo de siempre, una toalla y mi ropa interior. Cuando llego al cuarto de baño me despojo de toda mi ropa y me meto a la ducha, mientras dejo que el agua tibia me relaje todos los músculos de mi cuerpo y purifiquen cada centímetro de mi físico desnudo, pienso en el día y organizo todas mis opciones. ¿Cuándo lo vea que haré? ¿será como ayer? Descartando que ayer cuando lo conocí, caí trágicamente al piso y todo...
No lo sé, de cierta manera quiero verlo, pero de una u otra forma me da miedo hacerlo, no sé si será tan encantador como ayer o será un auténtico capullo como todos...
¿Qué pasará?
Veo que mi madre me llama por el móvil, que me saca de mis pensamientos.
- Hola? - le digo a mi mamá
- Hija! ¿Qué estás haciendo? Son las 6.50 am y aún no sales del baño! Te grité y no me respondiste! ¿estás bien? - responde a través de la línea
- Si mamá, estoy bien, ya salgo - le contesto totalmente serena y despreocupada, más de lo que esperaba.
- Bueno amor, cuando salgas avísame! - dice mientras me corta la llamada.
Pongo los ojos en blanco y me dispongo a arreglarme la imagen. Me visto con un Jean azul gastado en las rodillas, una remera blanca con estampado negro, un saco de color negro y unos zapatos negros Star.
Debato conmigo misma en si me aplico algo de maquillaje o no , pero decido no hacerlo ya que sería raro. Nunca me pongo maquillaje y no lo haré ahora, sólo cuando sea una ocasión muy especial.
Ya son las 7 de la mañana y aún no he salido de casa, bajo hacia la cocina y me encuentro a mi madre que está hecha un mar de lágrimas
- Mamá, que es lo que te sucede? - le pregunto algo preocupada
- Nada hija - miente mientras se seca una lágrima que se había escapado - es que no pude dormir bien - está totalmente arreglada con un jersey blanco, un Jean negro y unas zapatillas rojas. Va con el cabello suelto y el maquillaje perfecto, salvo los ojos, ya que su llanto hizo que se corriera.
- Me estás mintiendo madre, ¿que es lo que sucede? - estoy empezando a enojarme porque no me dice
- Sabrina, no empieces, dale que tienes que ir al colegio y de seguro ya vas tarde. Vamos - me dice a modo de respuesta y lo dejo estar.
Al cabo de 10 minutos estoy en el colegio, mamá ha conducido de una manera totalmente peligrosa, demasiado rápido y casi sin respetar las señales de tránsito. Definitivamente algo le sucede. Antes de bajarme del coche me propongo para preguntarle de nuevo que sucedía, pero preferí no hacerlo, por las dudas de que terminemos discutiendo de una forma totalmente innecesaria. Le doy un beso en la mejilla y me retiro del auto.
Nunca se me hizo tan grande el trayecto que debía recorrer para llegar a mi salón, voy 10 minutos adelantada a la clase y eso es bueno, no me gusta llegar tarde. Pero, al llegar no había nadie, me pregunto donde estarán, pero no estoy muy interesada en ello igual, mi real pregunta es ¿dónde estará David?
Ya es la hora de la clase y hay pocas personas en el aula, incluyéndome a mi, somos 15 personas y la clase es de 30 personas. Me parece muy extraño no ver a nadie.
La clase de biología empezó y el profesor Alessdi empezó a hablar sobre la mitocondria, algo que dimos años anteriores pero que quería repasar, según él. El asiento de mi lado está vacío, reservado para cuando vea a David. Pero eso no sucedió, no asistió a clase y eso me preocupo más todavía.
La clase ha terminado y como siempre, decido salir última, cuando la clase se marcha totalmente me levanto de mi lugar, con la mirada perdida y me voy.
Al salir de la clase reconozco los cabellos rubios de la "barbie" y maldigo a mis adentros.
- Hola, novata - me dice cuando me ve
- Hola. - le digo cortante. Hoy no estoy de humor para soportar esto, debería pero no, hace tres días estoy aquí y ya estoy odiando a una chica por lo grosera que es y por la manera en la cual se atreve a decirme las cosas que me dice.
- Me encontré con un chico super guapo recién, creo que era el mismo tío de ayer. - está jugando con fuego y lo sabe, pero se limita a reír y prosigue - estaba con una chica muy bonita y sexy, estaban en el gimnasio, creo que ambos se saltearon las clases para divertirse un poco - dice mientras me guiña un ojo y yo aparto la mirada al instante. No puede ser él, no creo. Y si lo es, no debería preocuparme, lo conocí ayer y apenas habíamos hablado, pero de cierta forma me da una opresión en el pecho que no me deja respirar. Antes de darme cuenta, suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo.
- Está perfecto, ¿que tiene de malo? El muchacho tiene su vida. Deberías dejar de ser tan chusma - se lo suelto de una tan natural que hasta me lo creí yo. Antes de drjarla decir algo, me doy media vuelta y la dejo plantada ahí, con las palabras en la boca y su cara de enojo-confundida. Me siento orgullosa de haberle dicho lo que le dije, es lo más directo y lo más fácil que salió, las palabras simplemente fluyeron como el agua y no tuve tiempo de analizarlas antes de decirlas, pero tampoco me arrepiento.
Al cabo de media hora , estoy en casa. Decidí venir caminando, necesitaba despejarme antes de llegar a casa. Cuando entro en mi habitación me descubro viéndome en el espejo y estudiando la imagen que me devuelve.
- Realmente fui una tonta, mira si realmente él se iba a fijar en mi. Mira esto Sabrina , eres un desastre, soy un desastre, así, nadie te va a querer - me digo a mi misma mientras señalo cada defecto de mi cuerpo, para mi desgracia , son muchos.
Me preparo una jarra de café y tomo el libro de "Orgullo y prejuicio" que tanto me gusta, y me voy hacia mi habitación. Tengo la casa totalmente sola y no iré a entrenar hoy, por más que ame mi deporte, no podré soportar a la rubia hueca de Micaela molestando y mucho menos podré soportar encontrarlo a él de nuevo.
Al cabo de media hora, termino durmiendome sin nada más que hacer...

Después de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora