Seis

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Tenía que ser una broma.

Me sentía ridículo, extremadamente ridículo.

Eran las ocho de la tarde, ya habiamos ido a comprar todo lo necesario para la noche, desde vasos rojos hasta preservativos. Pero realmente me sentía demasiado nervioso. Y no, no era por la fiesta en sí, para nada, estaba acostumbrado a organizar cosas así. El tema iba por otro lado.

¿Que diablos le iba a decir cuando llegara? ¿como iba a iniciar nuestra primera conversación? ¿que pasaba si en realidad no le interesaba para nada entablar una conversación conmigo? ¿o si era uno de sus días malos?

Ajá. Estaba putamente nervioso porque Sam estaría ahí. No sabía porqué. Es decir, solo era una chica ¡no me costaba hablar con chicas! Pero me tenía muy inquieto. 

Me miré en el espejo del baño, no me quise afeitar porque supuse que le gustaría que me dejara los rastros de bigote. Me duché y no me sequé el pelo. Me quedé parado como un tonto en mi habitación pensando en que me iba a poner ¡Pensando en que me iba a poner! ¿Que clase de broma era esta? ¿En serio estaba pensando en que le iba a gustar mas que me pusiera? Vayanse todos a la mierda. Todos. Agarré unos pantalones kaki, una camiseta blanca, un polerón naranjo y mis Vans favoritas. Me rocié un poco con mi perfume para ocaciones especiales: Polo Sport. Si no le gusta que se joda.

Bajé y Freddie había puesto música. Me impresioné al ver todo ordenado, con luces en las esquinas, alcohol en la mesa y nada rompible a la vista. Esta vez si se había esmerado, y todo por mí y su maldito plan. Levantó la vista y me miró.

- Veo que te produjiste. - dijo inspeccionándome de pies a cabeza.

- ¿De qué hablas? - me hice el tonto, no podía saber que en serio estaba nervioso por verla.

- ¡Haste el tonto ahora! - se rió. Se rió de mí.

- Oye oye oye, si quieres que tenga a la chica, déjame y no critiques mi trabajo.

- Seth, esto no es por tí, es por ella. - su tono ahora era serio.

- ¿y tu crees que planeo follármela hoy? Tengo sentimientos también, se que la chica necesita alguien.

Odio cuando la gente piensa que soy un bastardo sin sentimientos. Me gustan los bebés y los perros, quiero ser médico para poder salvar vidas y en serio me interesaba poder ayudar a la chica.

Sonó el timbre.

Miré por la ventana para ver de quién se trataba. No eran ni mas ni menos que el grupo de amigos de mi hermano, los cuales vivían casi todos cerca, por lo que llegaban primero y se iban últimos.

- ¡¡Es viernes, hijos de puta!! - gritó con todas sus fuerzas Shane, el más extrovertido de todos.

- Trajimos un poco de vodka y tequila. La hierba la trae JT, que va a llegar mas tarde. - explicó Troy mientras dejaba todo en la mesa. Ben observaba en silencio.

Sin darme cuenta, ya eran las once y media.

Había llegado bastante gente, mas de la que creí. Todos tomaban y conversaban. Lo curioso era que ya había muchas personas, y todavía no había llegado ni la mitad. La música sonaba fuerte y las luces (que quién sabe cómo se había conseguido Freddie) estaban espectaculares. 

Admito que con los nervios ya me había tomado bastantes vasos, más de los que tenía planeado. Sonaba "Algo me gusta de tí" cuando volteé la mirada y la vi. Estaba saludando a Fred por que lo que inferí que recién había llegado. Se veía tan normal, llevaba un vestido ajustado negro, muy simple, cortísimo; una camisa de mezclilla, posiblemente para tapar los cortes; y unas Vans verde agua. Nadie habría sospechado que la chiquilla de pulseras metálicas en las muñecas y mucho delineador en los ojos, sufría en su soledad. 

Noté que también me estaba mirando. Y Freddie pareció darse cuenta también.

- ¡Hey, Seth! Acompaña a Sam mientras voy a buscar algo. - gritó Freddie. 

Que pillo.

Me acerqué con total naturalidad, una vez parado frente a ella la saludé.

- Hola, Sam. 

- No esperaba verte aquí, Seth. - me dijo con tranquilidad absoluta.

Si tan sólo hubiese sabido lo que estaba pasando.

Y si me dejan confesar algo, debo decir que las piernas me temblaban.

SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora