Into Darkness (Versión en español)

Había una vez una chica rubia que amaba a la naturaleza. Un día fue a un bosque cercano a la ciudad donde vivía para hacer un poco de caminata, sin imaginar que viviría una de las aventuras más grandes y peligrosas de toda su vida.

Pasó mucho tiempo caminando por el bosque antes de empezar el camino de vuelta a casa, pero mientras se dirigía a la salida del bosque, tuvo un accidente mientras ascendía por una pequeña colina, cayendo con mucha fuerza en el suelo. Sentía un dolor muy intenso en todo el cuerpo, tan intenso que no se podía mover, y que después de unos minutos hizo que perdiera el conocimiento.

Cuando finalmente despertó, todavía era de día, pero algo había cambiado en el bosque: se encontraba en el mismo lugar en el que quedó inconsciente, pero por algún motivo se veía diferente... Se sentía diferente.

La chica finalmente pudo ponerse de pie y empezó a buscar otro camino para volver a casa. Caminó por varias horas, pero el bosque siempre lucía exactamente igual, y el mayor problema que tenía que afrontar era la caída de la noche si no lograba salir antes del anochecer. Siguió caminando hasta que el cansancio le impidió continuar, y se sentó en una roca a descansar y pensar en un nuevo plan para salir de aquel lugar.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Asustada, la chica se puso de pie rápido y dio media vuelta para ver qué causaba el ruido. Empezó a acercarse muy despacio al pequeño arbusto que estaba detrás de la roca en la cual se había sentado, y de repente una nube de humo negro salió del arbusto, atacándola. La nube la golpeó con tanta fuerza que le causó más dolor del que sentía, dejándola en el suelo. Entonces la nube se abalanzó sobre ella, sumiéndola en una profunda oscuridad.

La chica no podía ver nada dentro de aquella nube negra, todo a su alrededor era oscuridad y no parecía haber una posible salida. De repente, un par de círculos blancos aparecieron en frente de ella, y pensó que eran luces que le indicarían cual era el camino hacia la salida, pero cuando los vio más de cerca y con mayor detenimiento pudo notar que no eran luces sino ojos, y esos ojos la estaban viendo con demasiada intensidad, como si intentaran llegar hasta lo más profundo de ella y robar su alma.

Aterrada, la chica se puso de pie a toda velocidad y empezó a correr lo más rápido que pudo. No le importaba hacia a donde iba, sólo quería alejarse de esa nube y de esos ojos que no dejaban de verla con tanta intensidad. Finalmente pudo salir de la nube, pero no dejó de correr. Estaba tan asustada por los ojos que encontró dentro de la oscuridad que lo único que corría por su mente era la idea de alejarse de ellos.

Corrió durante varios minutos pero nunca se detuvo. Las cosas que había vivido durante los últimos minutos la tenían tan aterrada que lo único que quería era salir de ese bosque. Mientras corría, columnas de humo negro descendieron a alta velocidad desde el cielo y empezaron a estrellarse contra el suelo, casi golpeándola. El miedo de la chica aumentó, así que empezó a correr más rápido, aun cuando sus piernas se sentían demasiado cansadas, al mismo tiempo que evadía a las columnas de humo que seguían intentando destruirla.

Después de correr por varios minutos, la chica tropezó y empezó a rodar cuesta abajo por una colina, logrando así escapar del humo, pero lastimando su cuerpo mucho más de lo que ya estaba. Cuando dejó de rodar, se encontraba frente a una fila de árboles puestos a manera de muralla. Sorprendida por esto, se puso de pie y empezó a caminar hacia ellos, empezando a atravesarlos. Al llegar al otro lado de la muralla se llevó una gran sorpresa: al otro lado de aquella pared de árboles se encontraba una pequeña aldea, pero de verdad pequeña: había cabañas y muchos otros edificios colgando de los árboles, y eran del tamaño de apenas dos pulgares, pero gracias a las luces que salían de sus ventanas y puertas se podían ver sin ninguna dificultad.