Pain.

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Oscuridad. Oscuridad es lo que veo cuando abro los ojos al escuchar el despertador. 5am. Genial, mi hermano pequeño, Luke, ha vuelto a coger mi despertador para una de sus bromas. Por cosas como esta me gustaría ser hija única.

Falta una hora para levantarme para ir a clase. El primer día de instituto después del verano. Como sé que no me voy a poder dormir otra vez, aprovecho para darme una ducha. Ya empiezo a odiar los lunes.

El haberme despertado antes me sirve de algo, ya que tardo media hora en elegir qué ponerme. Al final opto por unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes gris y me dirijo a la ducha. Al salir no puedo evitar mirarme las ojeras reflejadas en el espejo, por lo menos resaltan mis ojos azules y mi pálida piel. Enchufo la plancha de pelo para alisármelo, pero no funciona. ¡El día mejora por momentos! Me peino la larga, ondulada y castaña melena y bajo a desayunar.

Al entrar en la cocina veo una nota de mi madre pegada en la nevera: “Ha habido una urgencia en el hospital y me he tenido que ir antes. Mucha suerte hoy, aunque sé que te irá genial, cariño. Mamá”. Cojo la mochila, una manzana y, finalmente, me dirijo al instituto.

Estoy emocionada, dentro de lo que cabe, por ver a Emma y Cassie. Desde el último día de curso no las he visto ya que he pasado todo el verano en Italia con mi padre y su "encantadora" mujer, mi madrastra. 

Nada más llegar al instituto escucho a alquien que grita mi nombre, me doy la vuelta y se abalanzan sobre mí dos chicas, Em y Cass.

-¡April! ¡Casi no te reconocemos!

-¿Qué te has puesto? No pareces tú. ¿Dónde está la chica tímida que conocíamos?

-Marco se la llevó.

-¿MARCO? ¡Explica! ¡Explica!

-Un chico que conocí en Italia, amigo de mi hermanastro, se mostró más amable conmigo que cualquier persona de allí, así que empezamos a hablar y su acento italiano me podía. Una cosa llevó a la otra y... ya os podéis imaginar. Ya no estamos juntos, fue una aventura de verano, que como veis me ha cambiado mucho, pero por mi parte, ya está olvidado. Cambiando de tema, ¿vuestro verano qué tal?

A mi antigua yo no le habría gustado contarlo todo y se habría sentido incómoda al ser el centro de atención, aunque solo fuera por unos minutos, pero supongo que me acabaré acostumbrando a esto. 

Antes de poder responderme suena el timbre y nos encaminamos hacia el salón de actos dónde nos hacen la presentación del curso y la típica charla sobre las normas del instituto que se sabe todo el mundo pero que se empeñan en repetir todos los años. Finalmente, nos dirijimos a nuestra primera clase. Que por cierto, nos ha tocado a Em, Cass y a mí juntas. 

-Bueno chicos, soy el señor Robinson, muchos de vosotros ya me conocéis... en fin, ¡empezamos vuestro último año de instituto! Os ayudaré en todo lo posible y, bueno, ¿no estáis contentos y llenos de energía? ¡¡Yo sí!! 

El señor Robinson es uno de esos profesores que son muy entusiastas, alegres y que te parecen majos hasta que te acaban suspendiendo, como todos. De repente, entra a clase un chico con el pelo recogido en un moño desaliñado y ojos verde esmeralda, pero que no acabo de reconocer...

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