Una por una fueron pasando hasta que llegó mi turno, debo decir que estaba algo nervioso, no por mi presentación, sino por lo que dirán. ¿Dirían lo mismo que todos al ver a un varoncito bailando? No lo sé, ni recuerdo que paso después de que saliera la última de la fila, indicando que era mi turno. Solo sentía que mis piernas se movían mecánicamente, que mi cuerpo iba sin que yo lo direccionara.
Al verme parado en el escenario no mire a las personas que me iban a calificar, no preste atención a sus voces. Creo que uno de ellos me pidió el nombre, el cual balbuceé sin darme cuenta.
Pusieron una música cualquiera, no me era conocida, pero en ese instante mi cuerpo cobro sentido y empecé a sentir cada nota corriéndome por la sangre. Cerré los ojos y me dejé llevar, al final todo se trataba de eso: escuchar y dejarse ir por la música que se encarga de mover cada parte del cuerpo.
Seguí así hasta que me di cuenta que en realidad la música ya había parado hacía rato y yo en cambio seguía moviéndome.
- Muy bien, dejando de lado los diez minutos que estuviste bailando extra fue una de las mejores presentaciones. Pero ¿te digo que? Fueron esos diez minutos los que hicieron darme cuenta que realmente amas lo que haces. Las anteriores participantes se las veía deseando que la tortura terminara, en cambio en vos, se vio algo totalmente distinto y no hay más que decir, quedas seleccionado – Dijo uno de los jurados, mientras los otros aplaudían y asentían con la cabeza
- ¿Es en serio? ¿Y no importa el hecho de que sea hombre? ¿No me van a decir qué no es posible que este acá?
La mujer de pelo rubio se paró de inmediato
- Muchacho, ¿Quién dice que eso no es posible? Mira, te voy a decir una cosa: quien te diga que eso es imposible, quien te diga que no podés hacer lo que te gusta está equivocada. Solo tú eres dueño de tu vida y si esto te gusta ¿Qué problema hay con eso? Demuestra lo que se niegan a ver. Tenés mucho para dar
Así fue como quedé seleccionado para bailar en el teatro. Practique tres semanas enteras con un bailarín profesional sin que mis padres se enteraran, con escusas de ir a casas de amigos, o de quedar en alguna salida grupal. No lo sospecharon, hasta que el día de la presentación llegó y Shopia les dijo que ella presentaría una obra de teatro con el colegio, obvio accedieron a ir a ver a su niña actuar, sin saber la sorpresa que se llevarían al verme a mi arriba del escenario.
Cuando llegamos allí, Sophia y yo nos alejamos para que pudiera entrar a cambiarme, nuestros padres no notarían la ausencia.
- Mucha suerte, sé que lo harás muy bien. Confío en ti – Me dijo Shopia dándome un abrazo.
En ese momento solo pude sonreírle, gracias a ella estaba aquí demostrando quien era en realidad. Le hice adiós con la mano y me fui, justo cuando el presentador comenzaba a darle la bienvenida a los invitados.
Cuando se levantó el telón y sonó la música, volví a transportarme a otra dimensión y moverme sin importar que hubiera cien personas mirándome, porque este era yo, sin que nadie me dijera quien podía o no ser y al terminar, me pare con la cabeza en alto mirando bien al frente, donde sabía estarían ellos mirándome.
Vi como a mi madre le caían las lágrimas y lo mejor, vi como a mi padre se le escapaba una media sonrisa.
Ahí me di cuenta que sí, estaba en lo cierto: este era mi camino.
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¿Hacia dónde voy?
ContoEsta historia corta narra las decisiones que tiene que enfrentar Thomas para poder cumplir con sus sueños.