El mejor regalo. (Draco y Hermione)

566 26 0
                                    

Como hacía tres años, y desde que estábamos juntos, siempre festejábamos la Navidad en algún lugar del mundo. El primer año, él, como caballero que es, me dejó elegir el destino, el cual fue Egipto. Ya para el año siguiente, le tocó a Draco la selección de la ciudad navideña y esa vez fue Paris, siendo este otro de los puntos repartidos en el planeta que más amaba, donde más cómodo se había sentido durante sus viajes de negocios.
Este año, el sitio en cuestión sería un lugar mas paradisiaco por lo que elegimos ir a Hawai una hermosa isla paradisiaca. En estos años a su lado, me había adaptado bastante a las tradiciones de Draco, tradiciones que el practicaba desde muy pequeño con su familia como acostarse a dormir temprano en la Nochebuena y, a la mañana siguiente, despertar para abrir los obsequios dejados por Santa. Un hábito que había comenzado a disfrutar mucho; tenía mucha magia y me recordaba a esos comerciales navideños donde se veen niños desenvolviendo cada regalo y riendo al ver lo que escondían eso metalizados papeles con enormes moños multicolores. mi familia era diferente siempre despues de la cena de navidad justo a las doce de la noche abriamos los regalos con los cuales jugabamos hasta tarde y luego nos ibamos a dormir, recuerdo cuando me di cuenta lo que sentia por draco, fue en tercer año despues que le di aquel golpe en la cara no se por que pero desde ese dia me gusto no puedo explicar las cosas que suceden en el corazon pero se que draco me gustaba mucho, tiempo despues cuando llegaron a vivir a la casa de los weasley y el se ofrecio para ir a hacer la extraccion de harry solo para protegerme me enamore mas de el y desde ese dia supe que deseaba pasar el resto de mi vida junto a Draco y ahora aqui estamos a punto de irnos de viaje para celebrar otra navidad donde le dare una gran sorpresa.

Este año de alguna manera le haría conocer esa sensación de estar a pocos minutos -interminables por cierto- de la medianoche y estallar en sonrisas, algunas veces en llanto por las remembranzas danzando en nuestros interiores, para después ir -de inmediato- a buscar debajo del árbol navideño, lo que la esperanza nos había dejado en premiación a todo el año.
A él, le fascinó la idea, estaba muy entusiasmado, quería conocer mi estilo en esa fecha tan particular de diciembre, donde todos los sentimientos son depurados y manifestados en forma espontánea.

El clima elegido, esta vez sin nieve, lo había pensado por la calidez y el calor que emanaba Draco ese calor que me encantaba sentir todas las noches, no sólo como persona o por su apasionada manera de amar, sino que le quería hacer vivir, algo totalmente diferente.
Sigo armando la maleta la vista desde nuestro departamento es facinante y recuerdo nuestro primer beso ¡¡Qué hermosa sensación, el sólo recordarla, me estremece el alma!! Por eso, siempre había tenido ese sentimiento, de que Draco era una fuente de calor, una fogata convocante de seres en derredor suyo, buscando esa candidez que lo hace único, un prodigio de la creación. Claro que después de haberlo conocido mejor, de habernos dado cuenta que ambos nos amabamos y estabamos enamorados Draco, no era una fuente de calor, me había equivocado… él, es una marea de fuego y amor y es implacable con su ardor, quemándome en sus valientes brazos o en la hondura de sus preciosos ojos grices.
Habíamos alquilado el último piso en uno de los edificios más altos en un hotel en Hawai, el cual, contaba con todas las instalaciones de lo más confortables: buena iluminación, tanto de día -con la luz solar- como de noche, con las luminarias decorativas del apartamento. Solamente estaríamos allí durante algunos días, luego, volveríamos a Londre el día 27 por la noche, porque Draco tenía algunos compromisos importantes antes de Fin de Año ademas que pasariamos año nuevo junto a todos nuestros amigos.

Esa mañana del veinticuatro de diciembre ambos, despertamos temprano y nosotros mismos  prepararíamos todo para nuestra gran noche. En el lugar, sólo estábamos los dos, no había empleados; mire por los ventanales de la habitacion que tenian  vista a la inmensa playa que, esa misma noche, se iluminaria con un show de fuegos de artificiales. Draco, continuó con lo que habíamos dejado inconcluso durante la noche anterior, el armado del gran árbol que gobernaría la sala durante nuestra estadía. Un hermoso abeto natural, adornado con muchas esferas con forma de manzanas y en tres colores, cada cual con su significado y encerrando una intención en cada uno: dorado, simbolizando la luz del sol, el oro, las alabanzas al Supremo Hacedor por todo lo dado durante el año y esperando a que los meses venideros fueran mejores aún; plata, semejando a la luminosidad de la luna, la fortaleza y la nobleza; y desde luego, el rojo, con todos sus atributos y sus contundentes significado: amor y pasión… precisamente, al colgar la primera de estas manzanitas ornamentales, nuestro primer deseo se cumplió, por eso debimos abandonar ambos anoche la tarea…

Navidad PottericaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora