Capítulo I

406 25 19
                                    


Había un chico de gorra negra alistándose para ir a la escuela, era temprano así que podía hacer sus cosas tranquilamente sin necesidad de estresarse por tener que salir rápido.

- No puedo entender cómo algunos pueden levantarse tan a la hora... ni siquiera alcanzan a desayunar siendo que es la comida más importante del día... -comiéndose un sándwich en silencio-

La casa estaba completamente silenciosa, pero él ya estaba acostumbrado. Sus padres trabajan mucho para poder darle todo, para que tuviera una vida tranquila y sólo le dejaban mensajes en notitas para que no se sintiera tan sólo, aunque no cumplían muy bien su función. Pero ya no le importaba realmente ya que intentaba no pensar en ello.

Miró la hora y supo que era el momento de partir, de seguir con esa rutina que en realidad no le molestaba, porque tenía a sus amigos que hacían que cada día fuera diferente y eso se los agradecía de corazón, a pesar de no decírselos con palabras.

Camino hasta la parada de autobús y vio como varios de sus compañeros y sus amigos corrían rápido donde se encontraba. Como siempre Eddy se había atrasado y Ed iba despreocupado por la vida. A veces le asustaba su futuro, pero jamás lo dejaría sólo, como si tuviera un síndrome de mama gallina que debe cuidar a sus pollitos.

- Hola cabeza de calcetín... uff... -se encontraba el mas bajo inclinado hacia delante sujetándose a sus rodillas tratando de calmar su respiración-

- Buenos días Eddy, ¿Como siempre llegando a la hora no? –Reprendía con ironía-

- No empieces doble d, no quiero que me regañen tan temprano -lo miraba con el ceño fruncido y luego dio un bostezo que intento tapar con una mano- anoche no podía dormir...

- ¿Será porque estabas pensando en alguien? -ríe divertido -

- ¡O..Oye! -se pone rojo hasta las orejas-

Edd sabía del secreto de Eddy, le contó hace unos días que últimamente se estaba sintiendo atraído por una de sus amigas de la infancia y no era la que todos pensaban. Cualquiera que conociera a Eddy pensaría que sigue enamorado de un eterno amor platónico que tiene captado a muchos, pero en esta ocasión la rubia y despampanante Nazz no fue quien encapricho su corazón, sino que la pequeña Sara lo traía loco desde que empezaron el año escolar, había crecido y ya era toda una mujer, pero no podía contárselo a nadie ya que sabía que si Sara se enteraba podría burlarse de él.

- Hola estrellitas~ -saludaba con alegría el más perezoso del grupo, notándosele esta vez unas ojeras debajo de sus parpados-

- Ed, ¿te quedaste viendo la maratón de viaje a las estrellas otra vez?

- ¡Sí! ¡No podía perderme la oportunidad de ver toda la temporada esta noche! –Sonreía como un bobo dándole ternura a quien pasara por el paradero-

- ¿Toda? ¿Y cuánto dormiste? –Mamá gallina mode on-

- Uhm... -pensando- ¡nada! Pase de largo~ -feliz de la vida-

- Oh Ed, no debes hacer esas cosas, si no duermes al menos 8 horas puedes sufrir perdida del tejido cerebral y pérdida de memoria.

- Pero era una maratón doble d -le hace ojitos tiernos y un puchero-

- Vamos doble d, no te pongas así con el niño -Eddy sujeta la cabeza de Ed frente a doble d- mira nada más sus ojos de perrito –dramatiza poniendo el mismo rostro, ya que sabe cuál es la debilidad del de gorra-

-suspira- creo que lo mejor será que duermas en el almuerzo, traje una almohada por si querías dormir... –les sonríe, jamás podría enojarse con ellos, son lo más importante que tiene en el mundo-

Círculo de MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora