capítulo 1

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Las puertas del ascensor se abrieron rebelando a un guapo hombre trajeado y de sonrisa, como diría mi amiga "baja bragas". En cuanto me ve su sonrisa se ensancha más aún y camina directo a mi escritorio.

_ ¿Como está mi secretaria preferida?- dice mientras coloca ambas manos en mi escritorio y apoya su peso en ellas. Le devuelvo la sonrisa y le guiño un ojo mientras respondo:

-Tan bien como siempre.

-Me alegra saber que mi querido amigo sigue sin afectar tu ánimo.

Ambos miramos la puerta siempre cerrada de mi queridísimo jefe; el idiota más caliente, controlador y cruel que jamás he conocido.

-claro que no- y bajando la voz, me acerco más a él- entre tú y yo, sigo pensando que está enamorado de mi y algún día me dirá que todos sus desprecios y malos tratos fueron porque no sabía manejar sus sentimientos hacía mi.

Él suelta una carcajada mientras niega con la cabeza, yo por mi parte, intento parecer indignada.

-ya tienes que dejar de leer tantas fantasías- dice luego de que se hubiera recompuesto, yo solo le regalo una sonrisa. Justo en ese momento se abre la puerta del despacho y en la puerta aparece el objeto de nuestras constantes burlas.

-Lamento interrumpir su flirteo pero Tyler, llevo media hora esperándote y respecto a usted señorita, no le pago para coquetear- Tyler sonríe y yo coloco los ojos en blanco sin que el hombre que se encuentra de pie mirando desde la puerta me vea, se ha sacado la chaqueta y se aflojo un poco la corbata negra, dejando el botón superior de la camisa abierto y las mangas remangadas hasta los codos.

-No seas melodramático James, además se me hace imposible no flirtear con alguien como belle- dice Tyler mientras me mira seductoramente y entra al despacho pasando por el lado de su amigo, se me escapa una risita y fijo mi mirada en el ordenador pero me doy cuenta que mi jefe continua en la puerta, siento su penetrante mirada fija en mí, por lo que me giro un poco para encararlo.

-¿Desea algo señor?- le doy una de mis mejores sonrisas, solo con un pequeño toque de desdén, pero el solo me sigue observando durante unos segundos antes de girarse y cerrar dando un, a mi gusto, innecesario portazo.

-Joderrr, que en un tiempo más quedaremos sin puerta- susurro mientras me fijo nuevamente en el ordenador, antes levanto la vista para mirar a unos cuantos metros a Andrea, la otra secretaria de éste piso, quien solo me mira y niega con la cabeza con un atisbo de sonrisa y vuelve su atención al ordenador frente a ella; yo por mi parte hago lo mismo con una sonrisa y me concentro en mi trabajo.

Llevo 6 meses en este trabajo y aún me pregunto por qué razón no me han despedido, no es que sea la mejor de las asistentes y está más que claro que no soy del agrado del señor Emerson. Pero hay algo que sí está claro: yo necesito éste empleo y el necesita una secretaria; y yo señoras y señores, he sido la que más he aguantado sus mierdas. Joder, que a veces pienso que mis teorías son ciertas, y en el fondo de ese oscuro y retorcido corazón- si es que tiene uno- él tiene sentimientos ocultos por mí.

La mañana se pasa volando y cuando llega la hora de comer alisto mis cosas para salir de éste infierno, ni siquiera me molesto en avisarle al señor Emerson, en las últimas dos horas no ha salido ni él ni Tyler de aquella oficina, por lo que prefiero no interrumpir. Al encaminarme hacia el ascensor me despido de Andrea, quien sin sacar su vista del ordenador se despide, siempre he pensado que esta chica ve pornografía en las horas de trabajo, su vista no se despega del ordenador y no es que el señor Douglas le dé tanto trabajo.

Luego de bajar en el ascensor y salir de la empresa me dirijo a paso rápido a un restorán que se encuentra cerca. Al entrar recorro con mi vista todo el lugar hasta dar con un hombre absorto en su celular, sonrió y me acerco hasta la mesa para tomar asiento frente a él mientras le digo en forma de saludo:

-Por favor dime que la mujer de los mensajes es tu novia- apoyo los brazos en la mesa y lo miro acusadoramente.

-Bueno, depende a cual de todas mis novias te refieres- responde mientras sonríe y deja el móvil en la mesa.

-Eres un maldito.

-Tú tampoco te quedas atrás, querida- ambos nos reímos mientras él llama al mesero para que podamos pedir nuestra comida.

Llevamos alrededor de 20 minutos riéndonos de estupideces mientras almorzamos, creo que esto es lo que más extraño de mi antiguo trabajo.

Thomas es mi antiguo jefe, tiene 34 años y se puede decir que es un hombre guapo, aunque sólo hay que pasar 10 minutos con él para darse cuenta que todo  su encanto esta en su manera de ser. La relación que teníamos era excelente, había una gran confianza entre nosotros y a la hora de trabajar y enseñarme algo, su paciencia era infinita. Si tuviera la opción, volvería a trabajar con él sin pensarlo dos veces. La gente, y sobre todo mis amigos, siempre pensaron que entre nosotros había algo más, pero nunca hubo nada más que una gran amistad.

-Y ahora dime ¿cómo  van las cosas con el guaperas de tu jefe?- pregunta mientras mueve sus cejas como insinuando algo.

-Ni lo menciones, que lo que tiene de guapo lo tiene de maldito, te puedo asegurar que en estos seis meses, no he recibido ni una sola sonrisa de su parte- comento frustrada.

-Vamos Anna, no te desanimes, que tal vez sólo le hace falta un buen polvo- me mira y me da una pequeña sonrisa mientras vuelve a hablar- apuesto a que si te esfuerzas, puedes solucionar ese problema.

-No digas estupideces Thom,-le digo mientras sonrio-hubiese sido más fácil acostarme contigo que tener una oportunidad con él.

-Hey!, eso sonó como un insulto- dice mientras se lleva una mano al pecho e intenta parecer indignado.

Me río de su reacción y voy a responder cuando escucho una risa bastante conocida, me giro un poco para ver de donde proviene y me quedo de piedra al ver a mi jefe tomar asiento a unas cuántas mesas junto a Tyler. Miro rápidamente a Thomas y le digo en voz baja:

-Acaba de entrar el guaperas- sin entender mucho, me mira alzando una ceja para que le de más informacion- a la derecha, a unas cuántas mesas, acaban de sentarse dos hombres de traje.

Thom dirige su vista hacia donde le indique y me pregunta sin apartar la vista-¿es el rubio o el de cabello negro?

-No es negro, es castaño oscuro y deja de mirarlos que se darán cuenta- sonrió mientras le tiro una servilleta para captar su atención.

-Joder Anna, pues vas a tener que hacer ese esfuerzo porque ese tío está como quiere.

Suelto una carcajada al escucharlo y niego con la cabeza mientras desvió la mirada para observar la mesa del señor Emerson, se me borra la sonrisa del rostro al encontrarme con su penetrante mirada puesta en nosotros, su semblante, como siempre serio, nos observa a mi y luego a Thom como si intentará descifrar algo. Cuando nuestras miradas se encuentran siento como un escalofrío me recorre la espalda ante la intensidad con la que me observa, me vuelvo rápidamente hacia Thomas, quien me mira intentando ocultar una sonrisa, como si hubiera descubierto algo y solo él sabe de su existencia, yo por mi parte me remuevo incómoda en mi asiento.

-Tengo la sensación de que hoy no será una buena tarde para mi en el trabajo- comento mientras aún siento su mirada puesta en mí.



Mi propio  " Cliché"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora